-Llegaron nuevos reportes de las autopsias realizadas a Kim SeonWoo y Park Sunghoon -el detective de tez morena dejó caer sobre el escritorio del oficial chino una carpeta repleta de hojas que pretendían ser informes de casos relacionados al temido "asesino del estacionamiento"- creí que te gustaría saberlo, ya sabes, por tu hermano.
Yeonjun tomó la carpeta en sus manos y la analizó durante unos momentos- Gracias.
Choi hizo una mueca con la boca y terminó por tomar asiento frente al oficial.
-Junie -habló en un susurro- creo que deberías leer el último informe del forense.
El mayor abrió con cuidado la carpeta, tomando los papeles engrapados que estaban marcados con el nombre "Kim seonwoo".
Yeonjun leyó con cuidado el documento.
El papel cayó de sus manos y enseguida cubrió su rostro.
-Lo siento tanto -murmuró en respuesta Beomgyu, parándose y reacomodando la carpeta- creo que debemos hablar con tu hermano y el otro chico.
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El Azabache yacía acurrucado entre las suaves sábanas de la cama queen size. Un rayo de luz solar se coló entre las claras cortinas, dando de lleno en su rostro angelical.
Jungwon frunció el ceño ligeramente y se removió entre las cobijas que envolvían su desnudez.
La noche anterior, el hombre, cuya identidad desconocía, había vuelto a tomarlo.
Su piel ardió bajo su toque, sus labios jadearon en respuesta a sus labios, su garganta abandonó gemidos en respuesta a su carne hundida en su cuerpo.
Se sintió tan bien, tan correcto.
-Buenos días, princesa.
Sonrió cuando la grave voz a su espalda murmuró contra su cuello.
-Buenos días, señ--
-Heeseung.
-¿Qué?
-Mi nombre.
-No entiendo.
Jungwon se sentó con cuidado en la cama.
-Cariño, sigues llamándome señor, no soy tan viejo.
-¿Cuántos años tienes?
-Muchas preguntas, princesa.
El menor se sonrojó, avergonzado.
-Veinticuatro.
-¿Qué?
Heeseung exhaló una risa.
-Mi nombre es Heeseung, tengo veinticuatro años.
Jungwon abrió su boquita en una perfecta "o".
-Yo tengo diecisiete, dieciocho en unos meses.
El pelinegro volvió a reír.
-Lo sé.
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