IMPERIO VÉLEZ (EL INICIO)🖤🖤🖤||C.V|| Christopher y tu ||TERMINADA||

C6

La cara de leonardo, estaba más blanca de lo normal y sus nervios eran demaciado visibles.

Leonardo Vélez

— señor yo...

— no Leonardo, no tengo por qué prohibirtelo, eres humano y no decides el destino de tu corazón, además no cometeré los mismos errores de mis suegros, ellos no permitieron que Gisela estuviera conmigo, e ise de todo para tenerla a mi lado, y siempre aré todo lo posible para que esté conmigo, en el amor no se manda y se que si te obligó a separte de mi hija, lo único que traere es que ella, no me hable más y se que si la amas de verdad, aras de todo para estar cerca de ella, lo que traerá  sangre y es lo que no quiero y si te soy sincero, eres el mejor candidato para ella además que se que ella también te quiere, lo puedo ver en sus ojos, estuvo triste ahora que te fuiste y cuando te vio sentado asé un rato, pude confirmarlo y más después de las miradas que se daban mutuamente, tienes mi permiso Leonardo — el señor Gustavo me extendió su mano la cuál tome gustoso.

Yo que pensé que me intentaría matar, al pretender a su hija y fue todo lo contrario, salgo de hay con una sonrisa, camino hasta mi habitación, ago todo lo que realizó en la noche y al salir del baño solo en una toalla, voy en busca de mis boxers, pero me quedo parado cuando veo a Jenny en mi cama sentada de espaldas, me quedo quieto con intención de regresar al baño pero ella habla.

— tengo los ojos cerrados— me alivio así que camine hasta el armario en busca de mi pijama, me visto lo suficientemente rápido.

— ya puedes mirar— ella abre un ojo y después el otro antes de dedicarme, una dulce sonrisa tan característica de ella.

— ¿papá te a regañado?.

— no, por qué.

— por lo de la cena, creo que se dio cuenta.

— lo se y me lo a dicho, pero no, no me regaño si no todo lo contrario, me otorgó el permiso de salir con su hija— ella me miro y sonrió.

—¿de verdad?— pregunto con sierto tono de sorpresa.

— de verdad, me a dicho que no pretende cometer los mismos errores que tus abuelos, no se a que se refiere pero me a dicho que, no te aga daño.

— es que mi abuelo, Reymundo cuidaba mucho a mi mamá, y un día se enteró de su relación con mi padre, ese día el abuelo golpeó a mi mamá muy feo y ella perdió a mi primer hermanito, papá se enfado, y fue en busca de mi madre, pero ella ya no estaba en México, la mando hasta colombia a un internado, mamá estuvo hay casi un año hasta que papá dio con ella y se la llevo, mi padre cuenta que mamá no lo recordaba por los demaciados medicamentos que le daban, entonces contrato un especialista, y mamá poco a poco fue recordando hasta que le contó lo de mi hermano, papá regreso a México por mi abuelo pero, en una pelea papá se quedó sin el arma y mi abuelo la tenía entonces, disparo está para matar a papá, pero mi abuela Mercedes se metió y le disparó a ella, no demoro mucho y murió, poco tiempo después el abuelo se suicidó y mi madre se quedó con mi papá.

— lo siento mucho— la atraje a mi cuerpo, escuchaba sus sollozos pero después simplemente desaparecieron, la mire y tenía sus pestañas mojadas por las lágrimas, su respiración era normal y sus mejillas estaban con pequeñas gotas de agua, la acomode en la cama y dejé un beso en su mejilla, tome una almohada y una cobija, la acomode en el sofá y me dispuse a dormir.

Jenny Muñoz

Desperté sola en la habitación de Leonardo, lo busque y no estaba solo vi una almohada y una sábana en el  sofá y entendí que no durmió en su cama.

Me levanté y caminé hasta mi habitación y no me di cuenta de que roxela me miraba.

— hola— salude.

— ¿Eres novia de mi hermano?— susurro.

— No, bueno aún no — Roxela río y asíntio.

— solo era broma, Leonardo me dijo que te dijera que tenía que trabajar, pero regresa a las doce, también que tú papá está con el y mis padres se fueron con tu mamá— ella me sonrió y camino hasta las escaleras.

Seguí mi camino a mi habitación, pero seguía pensando que n Leonardo, era imposible e conocido a muchos hombres en mi vida, y por mucho tiempo pero cuando llegó el, en tan solo dos semanas logro lo que muchos no lo hacen en años.

Salí de bañarme y busque algo cómodo, me puse un vestido de magas cortas y unas sandalias.

Y fue entonces que ocurrió.

Los detonantes se hicieron presente, uno tras otros gritos en la planta baja, y otros tantos afuera.

La puerta fue tocada y en esta entro Paulo.

— Jenny vamos, an cruzado el segundo anillo de seguridad— y reaccione, solo teníamos menos de diez minutos para salir de casa.

Bajamos las escaleras a toda prisa, y jale a Roxela quien tenía lágrimas en los ojos, corrí de la mano con ella, hasta una de las cocheras y Paulo tomo la llave del auto de escape, lo encendió y una vez adentro salimos por la parte trasera de la casa, atravesamos el pequeño bosque.

Los detonantes se, seguían escuchando pero cada vez más lejos, Roxela seguía en shock y la verdad es que un poco yo también, asé meses no sufriamos un atentado de este tipo, el último fue cuando mi padre casi muere, pero gracias a Leonardo el está vivo.

—¿Estan bien?— pregunto una vez que nos aseguramos de estar lejos.

— si, respondí, ¿Dónde iremos?— lo mire y el me miro.

— a la casa de seguridad, en el puerto es la más segura, de hay hablaremos con tu padre y Leonardo, haber que pasa.

Leonardo Vélez

La entrega fue todo un éxito, al igual que el envío solo faltaba que lo recibieran en Ecuador, yo seguía hablando con los dueños de esto pero a lo lejos pude observar la cara de Gustavo, y a decir verdad no me gustaba para nada, pues en su semblante se miraba, serio, molesto y preocupado.