Capítulo 10. El pasado

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Feliz cumple Aye <3.


sábado, 17 de octubre, 2015.


Raquel sonrió cuando pisó la arena de la playa de La Barceloneta. Suspiró y miró por todos los alrededores, a la gente disfrutando de aquel día soleado. Sergio le tomó la mano y entrelazó sus dedos con los de ella, provocando que la mirase.

―¿Cuándo fue la última vez que visitaste la playa? ―preguntó este, al verla tan anonadada.

―Sin mentirte... cuando me fui a México, a una isla del Caribe ―se mordió el labio y siguió mirando a sus alrededores. Le devolvió la sonrisa a una joven que pasaba al lado de ella, que había sido lo suficientemente amable para decirle "hola" sin quiera conocerla.

―Estoy empezando a creer que este regalo era más para ti que para mí ―se burló y esta le miró frunciendo el ceño, no tan apta para aquel chiste, por más simple que fuese―. Es una broma.

Raquel solo asintió y fijó su mirada nuevamente hacia el frente, intentando ignorar aquel comentario. Sus hormonas cada día la volvían más cambiadera de humor. Se detuvieron en un punto en el cual vieron apto para extender una manta y poder sentarse a comer y admirar el mar. Sergio asentó las cosas, y volteó a verla.

―Iré a mojar mis pies al mar ―avisó y este asintió. Dedujo que no querría ir con ella, a pesar de que tendría que cuidar las cosas, por lo que solo se dio la vuelta y avanzó un par de pasos. Se quedó aun cerca de él, por lo que decidió parar ahí, quitarse el short que tenía y la blusa, quedándose con aquel traje de baño blanco de dos piezas, dispuesta a si el agua estaba lo suficientemente agradable, meterse de una vez.

Sergio la observó, como caminaba hacia el mar y le pareció una total maravilla. Se fijó en la forma de su cuerpo, que, por cierto, de espaldas no parecía embarazada. En el rebote de sus nalgas al caminar y la forma en la que se ató el cabello, alzando ambos brazos para recogerlo y hacerse una coleta alta.

Se detuvo antes de que el mar pudiese tocar sus pies y suspiró. Avanzó y sintió la temperatura del agua. Un escalofrío recorrió su cuerpo e incluso podría sentir que había temblado. El agua no estaba muy fría, pero había sido algo extraño. Recordó el pequeño malestar que tuvo en la mañana de aquel dolor de cabeza. Se le había pasado momentáneamente, pero creía que también aquel escalofrío podrías ser parte de ese sentir.

Se arrepintió de meterse, por lo que se dio la vuelta y comenzó a caminar hacia donde estaba Sergio. Este la observó ahora en aquel regreso, y solo estaba encantado con aquella imagen. El traje de baño de dos piezas que le sentaba bastante bien, el vientre abultado y la coleta no bien hecha, le parecía la mujer más sexy del mundo.

Esta se detuvo para recoger su ropa y le sonrió a Sergio, sentándose con cuidado a su lado. Cruzó sus piernas, y se quitó levemente unos mechones del cabello que se le había pegado en los labios, a pesar de tenerlo amarrado.

―¿Está fría? ―preguntó y esta meneó la cabeza―. Te ves muy hermosa ―colocó su mano en su pierna y se la acarició ligeramente.

―Me veo gorda ―bufó con una risa y miró a otro lado.

―¿Y qué? ―murmuró. Raquel, sin mirarle aún, alzó una ceja. Tal vez esperaba que le dijese que no lo estaba, u otra cosa, pero definitivamente no era el día adecuado para ella. Sentía que todo lo que decía Sergio, era en su contra―. Estás preciosa como sea ―ella le miró y negó, mirando hacia abajo―. ¿Te sientes mejor? ―la tomó del mentón para que le mirase―. Por el dolor de cabeza de la mañana.

De septiembre y para siempre | Serquel Donde viven las historias. Descúbrelo ahora