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Narración Omnisciente

-pero qué mierda?- salió de sus labios sin dejar de ver la nueva apariencia de Kirishima. En qué momento? Cómo pasó esto? Fueron algunas de las preguntas que rondaban por su cabeza, pero que claro que no podía responder él solo, pero puede que si ese joven pelirrojo dormido- oye, despierta.

Lo empezó a zarandear, no siendo delicado en lo absoluto. Quejándose en el proceso que abría sus ojos y quitaba sus manos de donde estaban antes.

-hgm... Qué sucede- su voz se escuchaba débil- mi cabeza- se quejaba sosteniendo su zona afectada. Tarde o temprano empezó a abrir sus ojos con mejor rendimiento, mirando a quien lo había despertado con tanta insistencia. De inmediato vio esa melena color cenizo puntiaguda que tanto conocía- qué te pasa Bakugou?

-yo debería de preguntar eso, qué mierda le pasó a tu cuerpo?- Kirishima no entendió de inmediato a que se refería exactamente. Su cuerpo...Le había pasado algo y ni cuenta se dio?

-mi cuerpo?- tan solo salió de sus labios con esa interrogante en mente. Estando todavía algo adormilado.

-mírate al espejo- le ordenó apuntando hacia el baño donde había dicho objeto.

Y así fue como fue en dirección al baño para mirarse en el objeto mencionado, eso si, primero estirando su cuerpo perezosamente y, casi arrastrando sus pies por su recién despertada. Dando de final así su mirada a su reflejo en este y quedando sin palabras con lo que estaba viendo. Fue como su manera de despertar totalmente y con sorpresa, claro.

Qué tenía sobre su cabeza en forma tan puntiaguda?... Y qué le pasaron a sus ojos? Se veían extraños y su pupila era singular, con un destello más brillante y algo más grandes.

Ante eso el miedo le empezó a devorar. No podía dejar de mirarse en el espejo, tocando esas cosas puntiagudas que después llamó orejas con algo de miedo. Eran de color rojo como su cabello, pero ese color se mezclaba con el color blanco que salía por dentro de ellas. No se fijó antes, pero también divisó unos pequeño, cortos y finos bigotes casi transparentes que salían desde sus regordetas mejillas. Las tocó y vaya que eran sensibles. Nuevamente observó sus ojos y vio que su pupila se había dilatado aún más, casi sin notarse su color de ojos que era el rubí, lo que lo asustó haciéndolo retroceder un par de pasos, chocando con la pared fría y de losa del baño. Gracias a eso se dio cuenta también que tenía una cola, que se meneaba de izquierda a derecha, el movimiento similar a la de un perro feliz, pero con mayor gracia y delicadeza. Era suave y esponjosa a la vista, también de color rojo aunque en la punta era negra, simulando un rayado de tigre.

Su respiración empezó a agitarse, respirando sin un orden aparente. Su corazón empezaba a trabajar con más energía del acostumbrado y esa nueva cola que poseía se volvía más grande porque se erizaba.

-Kiri?- la voz de Bakugou se escuchaba con claridad en sus oídos, pero este no reaccionaba hacia los llamados. No le quedó de otra que él buscar al pelirrojo- qué te pasa?

Lo encontró arrodillado en el baño y respirando únicamente por la boca de manera desordenada.

-oye- le volvió a hablar, esta vez poniéndose a su nivel y apoyando sus manos sobre sus hombros- tranquilízate, respira- le dijo, porque veía que de nada servía intentar preguntar que pasaba de inmediato, su amigo se estaba hiperventilando y no lo culpaba.

Acató la orden, respirando por su nariz y botándola por su boca, reiteradamente y con el mayor control posible. Haciendo de ese modo, que su cuerpo se tranquilizara cada vez más. Aunque en su mente, seguía divagando en lo que le pasó.

Esto claramente no era a causa de dormir con el pelo mojado.

-esto... Debe ser un sueño... Si! Es eso y solo tengo que esperar para despertar...- mencionó en un momento el pelirrojo, ya parecía que estaba perdiendo la cabeza. Y vaya que lo notó Bakugou, quien rodó los ojos y le piñizcó un brazo como castigo por su idiotez. Palabras que diría el peli cenizo- auch! por qué fue eso?- se quejaba sobando su brazos.

Kirineko (Bakushima)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora