Kirineko (Bakushima)

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Narración Omnisciente

Los gritos y risas de los niños daban un ambiente agradable, acompañando la decoración y el espectáculo de luces y hielo. Parecía ser un parque de juegos creado por los chicos que estaban en su último día de examen extra.

Así es, por fin había llegado ese día, luego de arduo esfuerzo, mucha paciencia y creatividad para poder alegrar y darle fe a la nueva generación de posibles futuros héroes.

Admiten que no fue fácil, pero por supuesto que dio buenos resultados y estaban más que satisfechos.

-Bakugou- en medio de las risas de los niños, al igual que estos corriendo, se escuchó un adulto llamando al contrario. Cosa que este volteo al llegar el llamado a sus oídos- tienes una llamada, dicen que es importante.

-ha? Una llamada importante? De qué me están hablando?

Eso fue lo que dijo antes de atender la llamada, jurando que era una tontera al enterarse que la llamada provenía de uno de sus compañeros. Ya se podía imaginar alguna estupidez de parte de Kaminari o de última una broma de... No se... Sero, o del mismo idiota eléctrico, puede que hasta Mineta pudiera estar jodiéndolo solo porque estaban aburridos y no se les había ocurrido mejor forma de solucionarlo que molestando al chico que debía clases extras, sobre todo porque era su última clase extra. Pero en vez de eso, se llevó la sorpresa de que era Shoji, persona que a penas y le ha hablado. Bakugou sabía más que nada de que iba a ser algo serio y ninguna payasada. Y vaya que estuvo en lo correcto en cuanto escuchó el nombre de Kirishima en la boca de Shoji diciendo que no se encontraba bien en cuanto llegó a la U.A. Y gracias a eso entendió de inmediato que nada bueno salió con la visita en la prisión. Había llegado lo más rápido que pudo, es más, si hubiera podido, habría usado su quirk para llegar antes por el cielo, cosa que no podía por supuesto.

Todavía no estaba seguro de porque le generaba tanta preocupación su amigo, puede que incluso sea por eso precisamente, por ser su amigo. Tenía sentido en su cabeza pero al mismo tiempo tenía todavía sus dudas, como si tratara de convencerse de que esa era la razón de su inquietud. Pero en ese caso, por qué era solo con Kirishima? Odia admitir pero también los idiotas con los que se junta, acepta que logra soportarlos como amigos. Sea como sea, ya estaba en zona de U.A. Recién dándose cuenta por estar distraído en su mente y teniendo líos en esta.

Pasó directamente a su residencia donde lo esperaban todos sus compañeros, o por lo menos la mayoría, esperando a que llegara. De inmediato su ceño se frunció al recibir tantas mirada puestas en él. De sus labios había salido un "qué?" desganado y molesto, pero nadie pareció intimidado, sino preocupado. Era claro que todos pensaban en lo mismo, y fue tal cuando Shoji fue el que se había levantado del sillón para acercase a él.

-Kirishima está arriba, quiero pensar que sabes que hacer- fueron sus palabras. Todos estaban preocupados por lo mismo y entendió bastante bien Bakugou. Dándole un asentimiento al chico más alto para irse de inmediato al ascensor.

Tenía que ver a Kirishima y que ver que tan dañado estaba emocionalmente.

Había llegado a su piso, y había llegado a su habitación, pues deduce que ahí se encontraba su mejor amigo, como la mayor parte del tiempo. Abrió aquella puerta y se encontró con la casi absoluta oscuridad de la noche dentro de ella, tan solo era la luna que poco a poco se asomaba y el como el color rojizo de los últimos toques de sol se desvanecían. Era muy poca luz por lo que con ayuda del interruptor que tenía junto a la puerta, la habitación entera fue alumbrada por la ampolleta.

Dio un pequeño análisis de su cuarto para buscar a algún mitad gato por ahí, y lo captó rápidamente bajo su cama. Tan solo se podía ver la punta de su cola color negra, pero fue suficiente para notarla. Fue hacia su cama y antes de hincarse, la cola de Kirishima se había escondido. Entendió que seguía asustado, así que se agachó para mirar a su mejor amigo. Estaba acurrucado con el poco polvo que había, sus ojos brillaron un poco gracias a la luz de la habitación, que lo miraba atentamente como él lo hacía con él.