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49. Humbert Humbert XVI

Los días de mi juventud, cada vez que los recuerdo, parecen blancos copos de nieve en una tormenta de nieve matutina, que se me han llevado en una ráfaga. - Lolita.[1]

"Van a tener que trabajar un poco, camaradas. Les reembolsaré los bocadillos de medianoche y las máscaras faciales de las damas. Los que tienen esposas e hijos, enviaré a casa cartas de arrepentimiento en su lugar. Incluso si tenemos que trabajar toda la noche, incluso si tenemos que cavar hasta el fondo en la antigua casa Su, debemos llegar al fondo de esto. Quiero ver a esa niña Qu Tong, viva o muerta". Habiendo terminado de hablar por el walkie-talkie, Luo Wenzhou se giraó hacia Fei Du, que lo miraba con interés. "Joven, siento que puedes ser la reencarnación de un portador de mala fortuna. Este cumpleaños tuyo ha sido verdaderamente feliz y bendecido. No puedo llevarte todo el camino a casa. ¿Debería llamarte un taxi o dejarte en algún hotel en el camino para que te conformes?"

Fei Du no respondió. A propósito de nada, dijo en cambio: "¿Qué comen normalmente para un refrigerio de medianoche cuando están de servicio?"

"Normalmente comemos lujosas comidas preparadas con aceite de cocina reciclado ilegalmente". La expresión de Luo Wenzhou era un poco amarga. "Una persona poco razonable a veces puede comer algo de un grado ligeramente superior, por ejemplo, McDonald's".

Fei Du: “…”

"Disparates". Luo Wenzhou giró el volante en dirección a la Oficina de la Ciudad. Irritado, dijo: "Si todos fueran tan difíciles de complacer como tú, ¿podría permitirme reembolsarlos? Hay un hotel más adelante, la mitad del salario de un mes por una noche. ¿Debería detenerme?"

"No me quedaré en ese", dijo Fei Du sin prisas hacia el servidor público amargamente oprimido que tenía pollo frito para saciar su hambre y aceite de cocina reciclado ilegalmente para calmar su sed. "El incienso en el vestíbulo es demasiado fuerte y los baños no tienen bañeras".  A continuación, sin tener en cuenta las oleadas de enemistad que había atraído, ordenó: "Sigue conduciendo. Hay un hotel de servicio de seis estrellas cerca de tu oficina con el que puedo arreglármelas. Puedo caminar hasta allí yo mismo".

Luo Wenzhou: "..."

Se resistió durante una era, pero al final no pudo contenerse. "Presidente Fei, de la mañana a la noche, todo lo que hace es jugar y armar un escándalo. No haces ningún negocio adecuado. ¿El dinero de tu familia es suficiente para derrochar toda tu vida? ¿Qué harás cuando hayas desperdiciado toda la fortuna? Nadie soplará viento para que bebas. Y ya eres mayor. Después de hoy... ayer, si vas a la oficina de administración civil, puedes solicitar legalmente un certificado de matrimonio. ¿No puedes ser un poco menos exigente?"

El codo del brazo ileso de Fei Du descansaba contra la puerta del coche; no respondió, solo sonrió con la barbilla apoyada en la mano.

Luo Wenzhou no sabía por qué había que sonreír; se puso ansioso al verlo. Si no se hubiera apiadado de su condición de herido ambulante hoy, casi habría arrojado a esta persona fuera del auto.

Después de un rato, Fei Du preguntó: "¿Estás seguro de que no me necesitas para seguir ayudándote?"

"¿Tienes un rango? ¿Te pagan?" Al final, Luo Wenzhou no lo hizo caminar. Sin dejar de criticar, se desvió hacia una calle lateral opuesta cuando se acercaba a la oficina de la ciudad, conduciendo hacia el edificio de un hotel que podría llamarse un punto de referencia local. "¿Qué tiene esto que ver contigo?"

"Escuché que el supuesto 'cómplice' que arrestaste fue acusado por esa niña salvaje, y aparte de eso, no tienes otra evidencia, ¿verdad?"

Luo Wenzhou, sin expresión, dijo: "Las investigaciones en curso son confidenciales".