CAPITULO 45

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- Te pido perdón pero a la vez te estaré eternamente agradecida, me salvaste, me cuidaste como ninguna persona lo pudo haber hecho, es por eso que no puedo condenarte a una vida llena de desdicha y ataduras, tienes mucho más adelante, tienes a alguien que estará contigo, velará por ti, quiero que sigas siendo feliz.- le dije agarrando su cara analizándola e intentado guardar un recuerdo completo de ella.


- Yo también tengo miedo Hills, miedo a la soledad, pero algo me dio ese instinto de salvarte, algo nos junto, nos puso en esta situación- le dije aguantando mis ganas de llorar.


Se empezó a escuchar la alerta de ciclones y el como le pedían a la gente el que se resguardará por la gran y potente tormenta que se venía, el viento empezó a golpear con toda su fuerza y las fuertes olas se escuchaban con fuerza.



- Gracias por todo luke, estaré eternamente en deuda contigo, espero algún día poderte pagar por todo- me dijo tocando por última vez mi cara.


La luz se fue en todo el edificio, los gritos y llantos de las personas se escuchaban y el tacto cálido de una mano en mi mejilla despareció. 


Comencé a buscarla como loco, corría a cada cuarto, habitación en el piso, bajando por las escaleras, para continuar mi búsqueda, encontrarla de nuevo, no podía perderla, mi corazón latía sin fin, aceleradamente, la gente corría y empujaba intentando entrar a algún cuarto o salón para refugiarse, llegué a si al último piso, dónde se encontraba la entrada al hotel contemplando que el viento había acabado con la puerta de esta y como la ráfaga de la tormenta empezaba a causar estragos.


Mi instinto fue salir y correr buscándola en la tormenta con el temor de que algo pudiera pasar pero un guardia me agarró intentando llevarme a resguardarme a un sitio, yo forcejeaba para soltarme de su agarre.


-No suélteme tengo que buscarla!- gritaba con desespero.


-Esta loco señor, es de sumo peligro salir a la tormenta, coopere por favor, sea a quien sea que tenga que buscar está perdido haya afuera- me decía mientras intentaba jalarme con desesperación.



- Tengo que ir por ella, no puedo perderla!- grite con todo mi fuerza.


- Joven, la señorita del vestido tiene rato que salió por esa entrada, está perdida, intente ayudar pero fue más veloz que yo, no dejaré que salga por esa puerta, su padre me mataría- decís con una gran desesperación.


- Usted no entiende, no sabe, tengo que ir- con todas las fuerzas e importancia que había en mi golpe al señor soltándose de su agarre, saliendo moviendo mi cabeza intentando buscarla en la tormenta.


-¡Hills! ¿Dónde estás!? ¡Hills!- intentaba gritar con toda el agua que entraba a mi boca por la tormenta.


En eso una punzada en el corazón me invadió, un pedazo de palmera callo enfrente de mi, el mar, las olas, el viento, todo ocurría de nuevo.


Corrí como pude al mar, crucé la protección que habían puesto cuando despejaron, los guardias corrían a sus resguardos, las olas golpeaban con toda su fuerza, intente llegar a la orilla pero collar tirado llamo mi atención, era su collar, aquel bello collar que pude observar aquella vez que la pude ver dormir plácidamente, intente agarrarlo pero el mar se lo llevó como a ella, caí de rodillas en la arena con el agua golpeándome la cara, no corrí a tiempo, no actúe a tiempo, no le ayude, está vez no estuve ahí para impedirlo, la había perdido, las fuertes olas se la habían llevado.


BRAVES WAVESDonde viven las historias. Descúbrelo ahora