CAPITULO 25

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No dije nada aún seguía en estado de Shock por la noticia, al fin lo entendía, mi madre no podría vivir con este tipo de persona, ella era tan pura, buena persona, sin necesidad de considerarla una santa, era ese tipo de persona que con solo el simple hecho de verte en aquellos ojos verdes avellana daba ese sentimiento de tranquilidad que en este mundo se ha perdido completamente y ahora yo tengo la maldita suerte de cargar su sangre , tengo la maldita suerte de ser un títere para mi padre.


En solo de un segundo el se encargo de alejarme de mi abuelo, del mar, pero sobre todo me alejo de ella.



Después de varios minutos en donde la pesadez y la tensión eran casi palpables atravesaron por la puerta aquellos hombres, detrás de ellos con su lento pero seguro paso el Abuelo, se veía tan cansado, tan vencido y muy confundido, yo simplemente no podía lidiar con el pensamiento de perderlo.



- Se a tornado conmovedora la tensión que existía ahora con la presencia del viejo- dice en torno burlesco el señor que dice ser mi padre.



- Por favor dejalo ir, esto es conmigo no con el- le responde el abuelo respondiendo de forma cansada.



- ¿Traes la carta vejete?- le pregunta.



- ¿¡La traes o no!?- le grita directo en cara a mi abuelo.



Mi abuelo lentamente mete su mano a las bolsas internas que tenían su chaleco, sacando un sobre viejo.

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