CAPITULO 2

106 71 2
                                    

Mi peso y su peso hacen que mis pies se hundan más en la arena y me dificulta correr, mis piernas me están gritando que no pueden con ella, no importa, sigo corriendo , llegando a la carretera grito para que un automóvil paré y su conductor me llevé al hospital más cercano , aproximadamente a 1 milla lejos de aquí , no puedo correr con ella hasta allá tardaría demasiado.

primer automóvil , pido ayuda, al conductor sube todas las ventanas al verme con ella a brazos ¿ qué pasa con la solidaridad? ¿Con la humanidad? ¿La perdimos? , mis pensamientos me ofuscan y creo que la perdí, que ya no puedo hacer nada, veo las luces titilantes de otro automóvil, decido pararme en medio de la carretera y gritarle:

-¡Señor Paré! ¡Por Favor! ¡Se lo ruego! ¡Ella morirá! ¡Ayúdeme!

Mi garganta gritaba con coraje e impotencia mezclada, aquel auto al que le grité desesperadamente paró ¡Gracias Dios! aún hay personas buenas, aquel cristiano me ayudó a, aparcó el auto a la orilla, y me ayudó a colocarla en el asiento trasero, no quería dejarla sola, y dejar de tomar su mano para darle calor, ella tenía la temperatura muy baja, la hipotermia sólo empeoraría si ella estaba padeciendo esa condición ahora, su salud solo empeoraría entonces, ¿Salud? , ella estaba casi muerta.

BRAVES WAVESDonde viven las historias. Descúbrelo ahora