El Espejo de las Tinieblas

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Cuando regresaron a la aldea, Yuuichi y Seina contaron todo lo sucedido, obviando todo lo referente a Miko y a Yasha tal y como lo habían prometido. Gracias a eso, el jefe recibió al grupo como héroes. Se hizo un festín en su honor, además de para celebrar el compromiso de Yuuichi y Seina que tanto habían esperado que se hiciera realidad, y aunque ninguno de los héroes tenía mucho ánimo de participar, decidieron hacerlo de todos modos para no despreciar a los anfitriones.

Sin embargo, no hay mucho que decir al respecto fuera de que fue lo que Miroku se la pasó haciendo esa noche mientras los demás cenaban; para luego empezar a divertirse al modo de la era Sengoku. Esto exceptuando Gerardo y Gabriela, que decidieron nada más estar de espectadores mientras los demás bailaban.

Después de la cena, cuando ya todos se habían retirado a diferentes habitaciones a dormir...

- "Ugh..." – gruñó Gerardo desprendiéndose de las dos capas de su kimono: la capa azul externa y la blanca que llevaba debajo; y examinándose el abdomen en el punto en el que la jabalina de Inka lo había golpeado. Había pasado todo el día desde ese momento sintiendo un dolor y ardor bastante molestos; sin haber tenido ocasión de revisar que había sucedido exactamente. Ahora que por fin pudo, vió que la jabalina le había dejado unas cuantas quemaduras de segundo grado cubiertas de ampollas, además de que también le había dejado una herida circular en el centro de todas ellas. La herida ya estaba cerrada y cicatrizada gracias a la Healing Light de Gabriela, pero las quemaduras aún seguían iguales – "Maldito demonio de fuego... atacándome a traición cuando le conectamos el golpe final..." -

- "Bueno, no creo que se haya podido evitar" – dijo Kagome mientras sacaba un poco de crema humectante de su mochila y se la daba a Gerardo para que se la aplicase a las quemaduras después de que había hecho lo mismo con las manos de Inuyasha. Gerardo empezó a sisear por el ardor que eso le provocaba – "Tomando en cuenta la forma en la que ustedes cuatro realizaron ese ataque, no tenías forma de evadir esa jabalina" -

- "Aunque es extraño que mi Healing Light no haya podido curar esas..." – dijo Gabriela mientras veía como su hermano trataba de usar su Healing Water para acelerar los efectos de la crema.

- "Keh, son gajes del oficio" – dijo Inuyasha desde el otro lado del cuarto en su pose típica – "Ya deberías saber la clase de época en la que estamos, así que más te vale acostumbrarte" –

- "Heh, lo sé" – sonrió Gerardo con ironía – "Mas bien debería decir que tuve suerte que no me hubiese provocado quemaduras más graves, o me hubiese tratado de atravesar de un extremo a otro con eso..." –

- ¡Gerar!" – lo regañó Gabriela – "¡No estés tentando a la suerte! ¡No sabemos qué clase de enemigos enfrentaremos ahora!" –

- "Bueno, solo me queda decir que toco madera para que no salga nada peor que Tenebross o Naraku" – respondió Gerardo encogiéndose de hombros mientras Kagome buscaba algunas compresas y vendajes en su mochila.

- "Aunque tengo la impresión de que nos estamos acercando a nuestra última batalla..." – dijo Miko pensativamente mientras veía a Kagome remojar las compresas en el agua que Gerardo había condensado del aire – "Ya solo nos queda un demonio elemental, ¿no es así?" –

- "Sí," – confirmó Yasha mientras empezaba a contarlos: abrió su mano completamente; y cerraba un dedo por cada nombre que mencionaba – "El de Oscuridad, Ankon; el de Agua, Insui; el de Viento, Kazein; el de Tierra, Douin; y ahora, el de Fuego, Inka... sólo nos queda el de Luz..." –

- "Pero igual digo que no quiero pelear contra él..." – dijo Miko con tristeza – "Tengo la impresión de que él es... diferente a los demás demonios..." –

Entrelazado de DestinosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora