CAPÍTULO XV - DECLARACIÓN DE GUERRA

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- Debe ser alguien muy fuerte si quieres reemplazar a Gea por él.

- Aún no es tan fuerte, pero tiene un gran poder capaz de destruir toda la vida, pero aún no sabe utilizarlo al 100%, sin embargo, es hora de traerlo aquí. Pero primero necesito que la elimines.

- Será un placer

En la actualidad

Gea ya no le importaba morir, el ser al que más ha amado la reemplazó y la mando a matar, ni siquiera se digno él mismo a hacerlo. Había perdido las ganas de vivir.

- ¿No vas a rogar por tu vida?, bien – sin piedad alguna, le arranca la cabeza de un solo movimiento – solo estabas en el equipo como relleno.

- M...Mato a la señorita Gea – dijeron algunos de los guardias de la prisión al ver tremenda muestra de destrucción.

- Cierto – dijo Firegel – No puedo dejar testigos – libera una onda de calor lo suficientemente fuerte cómo para derretir el cuerpo de todos los presentes en aquella habitación – Un momento – mira una de las cámaras – parece que tenemos a un fisgón, puedo verte

- Kler se asusta – es imposible – dice en voz baja

- Claro que es posible querida – dijo Firegel quién con gran velocidad se dirigió al cuarto de control sin que Kler pudiera detectarla - ¿sabes? – le susurra a sus oídos – puedo escuchar cómo tu corazón se acaba de parar por unos segundos, puedo sentir todo el miedo que te invade, y te digo, eso me excita, y cuando estoy excitada, hago peores cosas que las que le hice a Gea.

- El miedo comenzó a invadir por completo a Kler, no paraba de sudar, no podía decir ni una sola palabra sin trabarse, simplemente, estaba aterrada.

- Pero tranquila, no te mataré, aún no, solo quería que supieras que te daré 10 segundos de ventaja para que corras lo más rápido que puedas, para que sea más divertido – ve que Kler está paralizada y comienza a contar – Diez

Con solo escuchar ese número Kler salió corriendo con la mayor velocidad posible, que para ella era de 2 kilómetros por segundo. Corrió hasta la salida de la prisión abriéndose paso entre los múltiples presos y guardias, no le importaba nada ni nadie, solo quería evitar morir, o peor aún, el sufrimiento antes de morir que Firegel iba a provocarle.

- Nueve... Corres muy rápido, pero no te salvarás – decía Firegel con arrogancia – Ocho, me preguntó que te haré. Siete... No querida, la salida no está por ahí.

- Kler trata de pensar – No puede ser, no me queda tiempo – Sigue corriendo por la prisión – CARAJO ESTE LUGAR ES MUY GRANDE.

- (para este punto ya pasaron 3 segundos más) – Cinco, no es tan grande cómo crees, aún puedo sentirte, cuatro...

- MALDICIÓN – Ve el elevador de salida de la prisión - ¡Ahí esta!

- Tres...

- Ve muchos presos tratando de escapar - ¡A UN LADO! – comienza a empujar a todos con su super fuerza

- Dos...

- ¡ENTRE! – intenta presionar cualquier botón para usar el elevador

- Uno...

- Respira viendo que se cierra el ascensor – estoy a salvo, no creo que llegue en menos de un según... - la puerta del ascensor no se cierra y la destrozan dos manos con una gran fuerza

- Muy lenta

- Kler no podía decir nada, solo podía pensar una cosa – estoy muerta

La mano de Firegel comenzó a tomar la forma de un puño que avanzaba para destrozar por completo a Kler, sin embargo, alguien no iba a permitirlo

EL FIN DE LOS DIOSESDonde viven las historias. Descúbrelo ahora