EL FIN DE LOS DIOSES

CAPÍTULO XXXVIII - UN ÁNGEL QUE SE CONVIRTIÓ EN DEMONIO

Nadie podía decir nada. Todos estaban atónitos ante lo sucedido. No solo por la muerte de Ares que ha provocado dolor entre los miembros de su familia, sino porque Atenea había logrado lo que casi nadie ha hecho en millones de años, activar la ira del universo con semejante poder, estamos hablando del 80% de un poder que solo Darkus y Latimus pudieron usar, y frente a ella, Firegel, quien ha activado el 100% de su poder interior, esta al mismo poder de nivel, ambas teniendo la mayor fuerza que nunca antes hayan tenido, pero Firegel cometió un error, permitió que la persona más racional del universo sea dominada por sus sentimientos. 

- ¿Crees que con un nuevo color de cabello podrás hacerme algo? - le dijo Firegel a Atenea pero ella no le respondió y permaneció callada, entonces Firegel usó su velocidad para atacarla por sorpresa - TE ESTOY HABLANDO - se preparó para golpearla cuando de pronto Atenea desapareció frente a ella para ponerse encima y con una esfera de electricidad concentrada darle directo en la cabeza y terminar sometiéndola contra el suelo. 

Atenea no la había vencido, pero solo compró tiempo suficiente para ir dónde estaban los demás, y al acercarse a ver el cuerpo de Ares, fue cuando tuvo sus últimos momentos de racionalidad antes de desatar toda su ira. Usando los nuevos poderes que ha obtenido fue capaz de reponer los brazos de Xoros y curar las heridas de todos los demás. 

- ¿Cómo es que...? Mamá, gr...

- No hay tiempo - dijo Atenea - crea un portal y llévalos a todos de vuelta a la Tierra - mira a Brian - llévate su cuerpo para que podamos enterrarlo. 

- Mamá, ¿pero que hay de ti? 

- Atenea apenas podía controlarse - ¡SOLO VAYANSE! - todos se asustaron al oírla, su voz había cambiado y sonaba... diferente

Xoros abrió el portal lo más rápido que pudo, aunque le fue difícil acostumbrarse a esos nuevos brazos. Una vez abierto el portal, Atenea a lo lejos vio a Afrodita, un estado de calma se apoderó de ella por unos segundos, hasta que Firegel volvió a hablar

- ¡NO VAN A SALIR CON VIDA! 

Otra vez, la ira dominó a Atenea, y una vez cerrado ese portal, comenzaría una pelea que por sí misma sería capaz de destruir el tiempo y el espacio. Firegel le lanzó una llamarada de fuego a Atenea usando todo su aliento, y Atenea logró esquivar su ataque que fue capaz de destruir unos pueblos cercanos que estaban cerca. Si bien Atenea estaba dominada por la ira, una parte de ella trataba de mantenerse en control, ya que no quería acabar con más vidas inocentes, entonces, recordando el mapa del universo que tenía memorizado, Atenea ubicó algunos planetas deshabitados que estuvieran cerca. Rápidamente, aprovechó un momento en el que Firegel trató de darle un golpe directo y sujetándola la lanzó a toda velocidad hacia el planeta más cercano que había. La fuerza y el poder que había adquirido Atenea fue suficiente para lanzar a Firegel a la velocidad de la luz llegando en segundos al destino que había encontrado, para llegar ella sola unos momentos después.

- En este planeta no le volverás a hacer daño a ninguna persona inocente. 

- Bromeas, ¿cierto?, esa es la mejor parte, pero en fin - vuelve a crear una bola de fuego como la que mató a Ares - veamos que tanto te dura - se la lanza a toda velocidad

Firegel tenía razón, la pelea entre ellas dos no acabaría sin acabar con más vidas inocentes aún así Atenea tratará de evitarlo con lo poco de conciencia que le quedase. La bola de fuego que lanzo Firegel no iba con dirección a Atenea, sino hacia otro planeta, uno totalmente habitado. Atenea lo sabía y trato de contener ese ataque pero cuando rechazó la bola de fuego no pudo evitar mandarla en una dirección que acabaría con otro planeta. Horrorizada, por las muertes que provocó, Atenea perdió la poca cordura que le quedaba y una batalla totalmente encarnizada se llevó a cabo. Cada golpe que se daban era de la magnitud para destruir un planeta, y el impacto que generaban se podía sentir en todo el universo.