4a parada: Restaurante.

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Con una inmensa tristeza en su corazón, Hoseok tuvo que despedirse de sus gafas de sol porque Suga les sacó los cristales. No podía ir por ahí con gafas de sol siendo de noche sin llamar la atención, por lo cual decidió hacerlas pasar por unas normales.
Ya había hecho lo posible para pasar desapercibido ocultando los tatuajes y cambiando su color de cabello, pero un accesorio para despistar tampoco estaba de más.

El restaurante estaba más vacío de lo que esperaban, pues solo había alguna que otra pareja joven y unos pocos camioneros reunidos en una mesa del fondo. Una camarera con la raya del ojo pintada casi hasta las sienes los atendió sin mucho interés, cosa que se notó no solo por su actitud, sino también porque se equivocó con su pedido.

Suga estaba dispuesto a quejarse y hasta pedir la hoja de reclamaciones, pero Hobi le pidió que no hiciera tonterías y se limitara a comer lo que había en el plato. Dada su situación no era conveniente que se expusiera armando un escándalo.

— Vaya mierda — refunfuñó Yoon con la boca llena, masticando la hamburguesa que no había pedido. — Encima la carne está asquerosa, tiene la consistencia y el sabor de un trozo de plastilina.

— Come y calla, al menos tenemos patatas fritas y refrescos fríos — le dijo Hoseok. Yoongi asintió y acto seguido alargó la mano para coger una patata del plato del pelirrojo. — ¡Eh, no robes mis patatas! Cómete las tuyas — saltó indignado.

— Las tuyas son más grandes y crujientes — protestó Suga mientras bañaba la patata robada en ketchup. — Las mías las han pasado por el microondas, parecen de goma y saben como si lo fueran.

— Ugh... está bien, pero no te las comas todas.

Se comió la mayoría sin que Hobi pudiera evitarlo.

Pidieron helado para el postre y, por suerte, esta vez la camarera les llevó lo que querían; helado de chocolate para Hoseok y otro de vainilla para Yoongi.

— ¿No vas a hacerme ninguna de tus molestas preguntas? — cuestionó de pronto el mayor.

— Para qué, si no vas a responder.

— Uno de los dos tiene que hablar para que no nos muramos del aburrimiento.

— Creía que te irritaba escucharme, ¿qué ha pasado para que cambies de opinión tan rápido? — inquirió Hobi y alzó una ceja, curioso.

— Nada. Me sigues pareciendo irritante, pero a veces el silencio se me hace insoportable.

Como cuando le había ignorado en el coche para chatear con la supuesta amiga, pensó Suga, pero ni de broma se lo diría en voz alta. Correría el riesgo de parecer celoso o necesitado de atención cuando era así, y él tenía una reputación que mantener.

— No hay quien te entienda — concluyó Hobi mientras negaba con la cabeza. — En fin, ¿qué sigue ahora? ¿A qué hora calculas que llegaremos al escondite de ese tipo?

— No calculo nada, primero tengo que visitar a un amigo en Busan para que me diga la ubicación exacta.

— ¡¿Qué?! — exclamó Hoseok, tras lo cual se encogió un poco sobre sí mismo porque un par de personas que giraron para verle. — ¿Me estás diciendo que tenemos que ir hasta Busan, y luego volver atrás para ir a Daegu? A este paso no llegaremos nunca.

— Lo dices como si fuera el fin del mundo cuando a lo sumo es solo un día de viaje, dependiendo de las paradas que hagamos para que descanses.

— ¿Y si nos turnamos para conducir?

— Me quitaron el carné, muchas infracciones acumuladas...

— Oh, entonces no podemos arriesgarnos.

AUTOSTOP [YoonSeok]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora