8a parada: Busan.

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Por lo general, Hoseok no solía tener pesadillas cuando dormía. A veces se presentaban cuando estaba muy estresado o había algo que lo preocupaba, pero en principio sus sueños no eran excesivamente malos. No obstante, desde que había conocido a Suga no podía dormir sin que su mente reprodujera algún escenario negativo como si de una película de terror se tratase.

Aquella noche, después de dejarse llevar por la pasión del momento y acostarse con Yoongi, Seok tuvo que enfrentarse nuevamente a una pesadilla que parecía demasiado real.

El sueño comenzó con Hoseok llegando a su casa para pasar las vacaciones, pero para su sorpresa encontró la casa vacía, igual que el resto de casas del vecindario. Echó a andar calle abajo esperando encontrar a alguien y de pronto su teléfono empezó a sonar.

No alcanzó a contestar, mas vio que tenía un mensaje de su madre diciéndole que se diera prisa porque le estaban esperando. De pronto, Hoseok ya no estaba en la calle donde había crecido, sino en la comisaría donde solía trabajar e incluso llevaba su uniforme de policía. Sin embargo, ahí tampoco había nadie y encontró una nota avisando que todos se iban de vacaciones.

Todo se volvía confuso después y lo siguiente que Hoseok veía era que estaba en una especie de juzgado. La sala estaba llena de gente; sus familiares, amigos, compañeros de trabajo y muchas caras desconocidas tenían los ojos puestos en él. Se dio la vuelta y se llevó una gran sorpresa al ver que el juez era... Suga.

No entendía nada, pero estaba muy nervioso y empezaba a invadirle el miedo, sobre todo al descubrir que tenía las manos esposadas, y ya no llevaba su uniforme de policía sino... un uniforme gris con un número identificativo como los reclusos de la cárcel.

— Jung Hoseok, ¿cómo se declara? — preguntó Yoongi con tono severo.

— ¡Soy inocente!

— ¿Entonces va a negar que encubrió a un criminal, que le ayudó a escapar del país y que además mantuvo una relación sentimental con él?

Hoseok estaba sudando frío y tenía la boca seca, su corazón latía a un ritmo descontrolado. La gente detrás de él empezó a comentar en voz baja lo dicho por Suga, consternados por las acusaciones. Seok se giró hacia ellos para tratar de explicar que las cosas no habían sucedido así y que él no había hecho nada malo, pero de repente las voces de los demás resonaban tan fuerte en la sala que ni siquiera él mismo podía oír su propia voz.

Entonces volvió a girarse hacia Suga con el ceño fruncido.

— ¡Mentiroso! Prometiste que testificarías a mi favor si las cosas se torcían — le reprochó. Suga sonrió de lado con burla y negó con la cabeza.

— ¿Y tú me creíste? Tsk, alma cándida. No es mi culpa que seas tan ingenuo.

— No puedes hacerme esto, yo no quería... Tienen que escucharme, ¡él me obligó a punta de pistola!

— No decías eso mientras te follaba esa noche, Hobi.

— ¡Miente; está mintiendo! — gritó. Entonces vio que un par de agentes se acercaban para llevárselo a prisión. — ¡No he hecho nada malo! ¡Suéltenme! ¡No, no!

Abrió los ojos sobresaltado y el alivio que sintió al ver que solo había sido otro mal sueño fue indescriptible. Aunque parecía aterradoramente real...

La habitación estaba a oscuras, por lo que Hoseok supuso que aún era de madrugada; no se equivocaba, pues solo eran las seis y media. Lo primero que escuchó fue el inconfundible sonido de la lluvia fuera, tan agradable y relajante. Le dolía un poco la cabeza, pero no era nada que una aspirina no pudiera arreglar.

AUTOSTOP [YoonSeok]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora