13a parada: Fábrica de cerveza.

1.5K 254 44
                                    

El atardecer en Daegu parecía haber recuperado las nubes que tapaban el cielo de Busan por la mañana, y desde temprano daba la impresión de que se avecinaba una tormenta. La noche cayó antes de lo esperado con todas esas nubes oscuras, y la lluvia no se hizo esperar. Suga llegó un poco mojado a su destino, pues lo único que tenía para protegerse de la lluvia eran su gorra y la sudadera que por suerte aún traía puesta.

La edificación a donde se dirigía era una fábrica de cerveza que servía como tapadera para los negocios de JaSeong. Allí efectivamente se producía y embotellaba dicho alcohol, para después distribuirlo a pequeños comercios de la zona; pero lo que realmente llenaba los bolsillos del mafioso y sus secuaces era lo que salía del laboratorio clandestino que tenían ahí desde hacía años.
Era perfecto. Un negocio rentable sin nada sospechoso, que cubría otro negocio que era una auténtica mina de oro y nadie sabía quién era el dueño porque, sobre el papel, estaba a nombre de uno de sus socios.

A pesar de la seguridad que había en la guarida favorita del mafioso, Suga no tuvo problema para entrar; eso sí, lo hizo por una de las puertas traseras del almacén.
Acceder al patio antes de eso fue un poco más complicado, pero por suerte años atrás la hija de Jaseong le había mostrado las zonas de la propiedad donde la seguridad flaqueaba, pues eran los lugares por los que ella se escabullía para salir sin ser descubierta, ya que pasaban más tiempo ahí que en su casa. Un agujero en la red de la valla que rodeaba el recinto fue la clave en esa ocasión.

Todo estaba oscuro y tranquilo; demasiado tranquilo, y Yoongi estaba mentalmente preparado para tirar las bolsas con el dinero y sacar la pistola que Jungkook y Jimin le habían conseguido, en caso de necesitar defenderse.

Vio a varios seguratas custodiando la entrada principal por dentro, y la parte interior de las rampas donde cargaban y descargaban camiones; otro par estaban dormitando y uno fumando distraídamente junto a un montón de cajas con botellas vacías. Nadie reparó en él, así que sigilosamente continuó su camino hacia el despacho principal de Jaseong.

Se suponía que le estaban esperando. ¿Por qué nadie estaba alerta? ¿Por qué estaba todo tan tranquilo? Tal vez era la paz antes de la tormenta...

El azabache respiró hondo cuando llegó frente a la puerta del despacho de quien alguna vez fue su jefe, y la abrió de una patada, causando un estruendo que resonó por el pasillo. En el interior de la estancia, lo primero que vio fue un escritorio metálico y tras él estaba el famoso JaSeong, leyendo algo tranquilamente. Yoongi le observó con el ceño fruncido mientras este ordenaba algunos papeles. Tenía más cabello blanco que la última vez que le vio, había cogido bastante peso y llevaba un pantalón negro y una camisa del mismo color.

El mafioso finalmente levantó la vista de su mesa y sus cejas se levantaron un poco al ver quién se encontraba en el lindar de la puerta.

— Hombre, Agust — exclamó con una risa ronca, que sonó como si estuviera tosiendo. — ¿Cómo tú por aquí?

Suga dio un par de pasos más para entrar en el despacho y dejó caer las dos bolsas robadas en el suelo. El mayor no se inmutó, solo se acomodó mejor apoyándose en el respaldo de su silla giratoria.

— Aquí me tienes; ahí está tu dinero y lo demás. Ahora quiero ver que Taehyung esté bien y que le dejas ir — dijo a modo de orden. Sin embargo, JaSeong solo se volvió a reír en respuesta.

— Así que por eso estás aquí, ya decía yo que era extraño que hubieses venido después de todo — el hombre negó con la cabeza. Dos seguratas aparecieron detrás de Yoongi, pistola en mano, pero se quedaron quietos esperando órdenes.

— No veo qué tiene de extraño. Si me dicen que tienes a mi primo secuestrado y la condición para liberarle es que yo presente aquí, es obvio que voy a venir.

AUTOSTOP [YoonSeok]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora