Barty Crouch

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POV NARRADOR

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POV NARRADOR

Había empezado marzo, y el tiempo se hizo más seco, pero un viento terrible parecía despellejarles manos y cara cada vez que salían del castillo. Había retrasos en el correo porque el viento desviaba a las lechuzas del camino. La lechuza parda que Harry había enviado a Sirius con la fecha del permiso para ir a Hogsmeade volvió el viernes por la mañana a la hora del desayuno con la mitad de las plumas revueltas. En cuanto Harry le desprendió la carta de Sirius se escapó, temiendo que la enviaran otra vez. La carta de Sirius era casi tan corta como la anterior :

Id al paso de la cerca que hay al final de la carretera que sale de Hogsmeade (más allá de Dervish y Banges) el sábado a las dos en punto de la tarde. Llevad toda la comida que podáis.

—¡No habrá vuelto a Hogsmeade! —exclamó Leire, sorprendida.

—Eso parece —observó Hermione.

—No puedo creerlo —dijo Harry muy preocupado—. Si lo cogen...

—Hasta ahora no lo han conseguido —le recordó Ron—. Y el lugar ya no está lleno de dementores. 

Harry plegó la carta, pensando. A la segunda hora de la tarde bajaban la escalera que llevaba a las mazmorras. La pandilla de chicas de Slytherin a la que pertenecía Pansy Parkinson habían bloqueado la entrada de la clase de pociones.

—¡Ahí están, ahí están! —anunció con una risa tonta. Leire vio que Pansy tenía en las manos un ejemplar de la revista Corazón de bruja. La foto con movimiento de la portada mostraba a una bruja de pelo rizado que sonreía enseñando los dientes y apuntaba a un bizcocho grande con la varita.

—¡A lo mejor encuentras aquí algo de tu interés, Granger! —dijo Pansy en voz alta, y le tiró la revista a Hermione, que la cogió algo sobresaltada, por otro lado le dirigió una mirada mordaz a Leire que inquieta se puso a un lado de su hermana, dispuesta a leer la revista. En aquel momento se abrió la puerta de la mazmorra, y Snape les hizo señas de que entraran. Hermione, Harry y Ron se encaminaron hacia su pupitre al final de la mazmorra mientras Leire desde el año pasado se sentaba junto a su reciente pareja que la recibió algo inquieto.

 En cuanto Snape volvió la espalda para escribir en la pizarra los ingredientes de la poción de aquel día.

—Oye ¿Sabes de la revista que tenía Pansy?— preguntó la rojiza, el platino tragó algo nervioso por la posible reacción de su pareja a la revista. No es que le afectara mucho lo que dijera sino más bien temía lo que pudiese llegar a hacer.

—Bueno...— miró levemente los papeles a su lado, y Leire dirigió la mirada a los mismos arrebatándoselos en el momento.

—A ver que dice la maldita Sketter—dijo por los bajo sin que nadie más que el platino la escuchara.

 Una fotografía en color de Harry encabezaba un pequeño artículo titulado «La pena secreta de Harry Potter»: Tal vez sea diferente. Pero, aun así, es un muchacho que padece todos los sufrimientos típicos de la adolescencia, nos revela Rita Skeeter. Privado de amor desde la trágica pérdida de sus padres, a sus catorce años Harry Potter creía haber encontrado consuelo en Hogwarts en su novia, Hermione Granger, una muchacha hija de muggles. Poco sospechaba que no tardaría en sufrir otro golpe emocional en una vida cuajada de pérdidas. La señorita Granger, una muchacha nada agraciada pero sí muy ambiciosa, parece sentir debilidad por los magos famosos, debilidad que ni siquiera Harry ha podido satisfacer por sí solo. Desde la llegada a Hogwarts de Viktor Krum, el buscador búlgaro y héroe de los últimos Mundiales de quidditch, la señorita Granger ha jugado con los afectos de ambos muchachos.

Aprendiendo a Amar. (Draco Malfoy)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora