EXTRA

325 24 11
                                    

Meredith

Verlo consumir no me gusta, para nada. Y es mucho peor cuando sabe que estoy mirándolo, a un lado de su cuerpo pero aún así continúa metiéndose esa mierda.

—Jamal, ya..— susurro para que ni Niall ni Finn escuchen.

—No me jodas.— Susurra él limpiando su nariz con sus dedos, luego vuelve a recostarse sobre la silla sosteniendo mi cadera con autoridad. —¿Por que me miras así?— Musita en mi oído.

—No me gusta que te metas esa mierda. —hablamos de modo que los hombres no escuchen, de igual manera Finn y Niall se la pasan hablando entre sí.

—No sabía que eras mi novia, Meredith. — Dice de mala manera. —, estas sobre mi pene porque bailaste muy bien y ya. No para creerte la madre Teresa.

—¿Que sucede contigo, Jamal?— Él me ignora, concentrándose en volver a fumar un poco más de marihuana. —, estas así hace días, siquiera comes. Estas delgado, solo fumas, bebes y consumes..

—Deja de creerte mi madre.— me dice. —Si no te gusta puedes ir a sentar en otro lugar.

—Quiero estar aquí, contigo..— Acaricio su cabello de atrás suavemente.

—¿Quieres subir a mi habitación? — Sonríe acariciando mi muslo.

—¿Mañana te arrepentirás?

Jamal parece pensarlo unos segundos. —Si es un buen polvo, seguramente no. — inhala el humo y lo suelta casi sobre mis pechos.

Observo como Niall se lleva a Antonella en brazos y Finn también se despide llevando a Bianca a su habitación.

Cuando nos encontramos solos Jamal vuelve a tomar esa porquería que tiene sobre el plato y se acerca para continuar inhalando.

—Jamal.

—¿Que?— limpia su nariz digiriendo un poco de alcohol.

—Ya.. por favor.

—Vete si no quieres ver, Meredith. —Habla seco, buscando más droga en sus bolsas.
Intenta volver a inhalar, pero lo  detengo. —, no me molestes más si no quieres que me arrepienta de sentarte aquí.

—No más.

—Joder, Meredith, eres imposible.— Él se pone de pie dejándome a un lado, toma sus cosas guardando todo dentro de su saco dispuesto a irse. 

—Jamal, por favor..— Camino detrás de él hasta traspasar la puerta corrediza de vidrio que nos adentra a la casa. —, Jamal.

—No tienes derecho ni un mínimo de autoridad sobre mi ¿Lo entiendes?— me habla rudo. —, no quiero verte, no quiero escucharte taladrar mi cerebro ni un minuto más. Si estas alzada, ambos nos quitamos las ganas y ya, nada más.

Me quedo en silencio solo mirándolo, los pequeños pasos de mi hijo se escuchan y lo veo bajar de las escaleras entre llantos.

—Mamá..

—Alex.. ¿Que sucedió?

—Estaba buscándote ¿Dónde estabas? Tío Jamal— lo mira a él. —, no puedo dormir.

𝐌𝐈𝐀 © [𝟐] [N.H]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora