EXTRA

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Días antes...

Niall

El día más esperado por Antonella llegó. Todo está perfectamente preparado para recibir a los invitados y como soy un hombre inteligente me encargué de hacer que ella esté decidida a quedarse junto a mí.

Su vestido floreado hace combinación con el conjunto que lleva la niña. Ambas están preciosas, pero solo puedo mirar a Mia porque Hannah está aquí.

—Antonella.. Llévala a su habitación.— Murmuro acercándome a ella.

Hannah no se tarda en aparecer detrás de mi.

—De ninguna manera, quiero que ellos la vean. Aún no la conocen.

—¿Y quien eres tu para creer que puedes decidir aquí?.— La enfrenta Hannah.

—¿Quien soy yo? La madre— dice Antonella. —, la que engendró a este bebé nueve meses.

Hannah suspira mirandome en busca de una solución.

—No pueden verla, Antonella.

Ella se encoge de hombros cual niña pequeña y se acerca a la puerta corrediza de la sala para esperar.

—¿Dejarás que haga lo que quiera?— Reprocha Hannah.

—Solo.. déjala ¿Si, amor?— Ella vuelve a suspirar mientras acaricio su cabello. —, ¿Por que no vas al shoping o haces algo más interesante? aquí vas a aburrirte.

—Quiero saber que es lo que hablas con el padre de ella.— Se cruza de brazos. —¿Se la vas a regresar y nos dejará a la niña?

—No creo que sea posible. — Tampoco pienso hacerlo. —, pero haré lo mejor posible porque tengamos un trato justo para ambos.

—Desde que estudias política eres todo un papito inteligente. —Sonríe besándome.

—¿Necesitas alguna tarjeta?

—Claro que si. ¿Cuál puedes darme?

Tomo mi billetera, de allí saco la Black Card y se la entrego, ella vuelve a agradecerme besando mi boca y los quejidos de Mia no se tardan en comenzar.
Al voltear mi cabeza la veo en brazos de su madre, a punto de romper en llantos y con su brazo estirado intentando que le acerque.

Cada día me sorprende más esta niña.

Cuando Hannah desaparece del lugar, puedo acercarme libremente a ambas. Mia ya rompió en llantos desesperados y está completamente roja y estira sus brazitos abriendo sus manos en busca de mi. En brazos de su madre, patalea, pega manotazos. Al parecer esta furiosa.

–Ya.. ya hija.— Continúan los llantos. —, lo siento, lo siento mi bebé. Tu padre intentará no volver a besar a ninguna mujer delante tuyo ¿Si?— susurro.

—Señor.

—¿Si?— Levanto mi mirada.

—Están aquí, han llegado, mi señor. – Responde mi guardia.

—Que entren. —Murmuro reincorporandome en mi lugar.

A pedido de Antonella, Massimo y el idiota de Hades, aunque mucho no me importó su petición, esta será una reunión privada. Quiero decir, no habrá miembros de mi organización, tampoco de él y sus guardias deben aguardar afuera, al igual que los míos.
Será una reunión limpia de armas, limpia de todo objeto alarmante.

Observo todo lo que rellena la mesa. Postres, platos de comida, bebidas alcohólicas o sin ello.
Me quedo observando unos segundos y cuando Antonella esta por hacerlo..

𝐌𝐈𝐀 © [𝟐] [N.H]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora