𝐌𝐈𝐀 © [𝟐] [N.H]

XXI: Baile de reconciliación

Baile de reconciliación

Niall

Las relaciones amorosas jamás fueron lo mío, eso lo tengo en claro. Crecí con un padre un tanto ausente, uno el cual solo me enseñó a follar, no a amar a una mujer y ayudarla con sus problemas.

Antonella llegó a mi vida para demostrarme que una mujer puede cambiarte, pero que tu también debes ayudarla si ella te lo pide a gritos. Sé que debo acompañarla en esto, podemos atravesar este problema y que nuestra relación avance por nuestro bien y el de nuestra hija, pero no es nada fácil para mi. Aunque  no lo parezca, jamás me tocó lidiar con las inseguridades de una mujer.

¿Celos? Eso sí lo pasé, pero no más de allí. Y lo que me frustra más es perder la paciencia tan rápidamente como ella. Quiero ayudarla con este problema, pero no logro descifrar como hacerlo.

—¿Estas loco, Finn? No necesito esas porquerías, son idioteces.— Murmuro inhalando más humo.

—Bianca dice que es la única solución.

—No haré terapia de pareja, es una gran pérdida de tiempo. —Suelto el humo volviendo a tomar un trago.

—De acuerdo. Ahora que estas un tanto más... calmado que al llegar... ¿Que harás?

Suelto el humo nuevamente mirando fijamente hacia la nada. —No lo sé aún, supongo que dejaré las aguas se calmen para accionar.

—¿Fuiste muy duro con ella?

—Tal vez un poco. —Me encogo de hombros. —, como sea, necesito dormir un poco. Mañana en la mañana tendremos otra reunión para solucionar el problema que ocasionaron las mujeres hoy. — Suspiro dejando el vaso a un lado.

Me retiro de la sala tomando mis cosas. Y mietras camino el alcohol me juega una mala pasada. Tal vez sea el hecho de que mezclé más sustancias junto al vodka, o todo lo que bebí luego de la pelea con Antonella pero me encuentro mareado de más y la cabeza me da vueltas al subir las escaleras.

Jamás fui débil ante el alcohol, pero hoy bebí más de la cuenta.

En la habitación está Hannah esperándome felizmente sobre la cama.

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La mañana es un infierno. Literalmente un infierno.

Estoy atareado, mi cabeza da vueltas y vueltas. Me siento cansado, estresado y tengo cosas por hacer hoy.

No debí beber ayer en la noche y mucho menos..

—Buenos días, amor...— Hannah acaricia mi espalda detrás de mi. —¿Como amaneció el esposo más sexy?

—Como la mierda.— Susurro. —, Hannah no recuerdo nada de ayer en la noche y me siento como en un infierno.