XIX: ¿Operativo secreto?

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Motel Lujuria's, Irlanda del Norte.

Motel Lujuria's, Irlanda del Norte

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Antonella

El calor que me propaga el agua a temperatura en este jacuzzi me hace sentir en el jodido cielo, o más bien, en el infierno. El motivo de mi calentura externa es el agua, en cambio, mi calentura externa es el hombre debajo de mi cuerpo, sentando con una copa de champagne en su mano. El contacto de su piel con la mía me hace sentir cosquilleos por todos lados.

Me encanta cuando se vuelve un maltratador en la intimidad. Empuña mi cabello sin gentileza, reincorporandose en el jacuzzi, mi cuerpo se arquea hacia atrás y siento su respiración en mi oido.

—Comenzó el juego, puta.

Suelto una risa sexy meciendo mis caderas. —Te extrañaba, joder.

—¿Si? ¿Cuanto?— Mis ojos están cerrados cuando comienzo a sentir algo frío sobre mi cuello.

—Mucho...— Jadeo. —¿Que..?

—Haz silencio.— Ordena con autoridad.

—Ah..— Suelto un gemido abriendo mis ojos. Es un hielo, tiene un hielo en su boca y lo pasea por mi piel hasta llegar a mi pezon duro. —, Niall...

—He dicho silencio, sumisa. —Vuelve a azotar mi piel hasta dejarme marcas, me hace perder la cordura y juega con mi necesidad de sentirlo como tanto le gusta hacer.

Es un hijo de perra, y me encanta que lo sea en la cama.

—Más.. — Muevo mis caderas lentamente cerrando mis ojos, disfrutando el sus azotes en mi culo.

—No.— Interrumpe siendo malo y me río. —, volteate.

—Si, mi señor.— Dejo de sentir el hielo y me volteo dándole la espalda. Sus manos se pasean por mi espalda hasta el final dejando espuma en ella, luego se acerca y deja un beso en mi hombro. —¿Vas a cogerme como tanto quiero?

Niall aleja mis caderas, se pone de pie saliendo del jacuzzi. Extiende mi mando tomando la mía y me saca de allí. Camina en  silencio, se detiene frente a la fogata de la chimenea que despide calidez del fuego frente a nosotros. Una manta está sobre el suelo de madera y Niall no se tarda en atacar mi boca sosteniendo mis caderas desnudas. Pasea sus manos por todos mis glúteos firmes y sonríe pícaro llevándome al suelo.

—Te sienta bien el Gym. —Me hace reír en su oído mientras ataca mi cuello. —, veamos si mejoraste la resistencia.

—¿Quieres probarme?— Me suelto de él para sentarme encima de su cuerpo. —, podría montarte todo el día.

—No te creo. — Me desafía.

Con una sonrisa pícara deslizo su miembro ardiente por mi interior hasta sentarme encima de él. Echo mi cabeza hacia atrás disfrutando de cada sensación que me propaga su cuerpo  y sus manos cálidas en mis caderas.

𝐌𝐈𝐀 © [𝟐] [N.H]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora