VI: La Felicidad Antes de la Desgracia

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"La Felicidad Antes de la Desgracia"

"La Felicidad Antes de la Desgracia"

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Niall

Su silencio es un jodido calvario que hace sentir la sangre fría.
Pero mis nervios pierden autoridad cuando Antonella se voltea bruscamente y ataca mi boca con desesperación.

Me hace jadear sin quererlo, sostiene mis mejillas y me besa dejando de lado la calma.
Tomo una de sus piernas y la llevo a mi cadera, ella sin pensarlo un segundo se trepa encima de mi sentándose en mi regazo sin soltar mi boca.

—¿Me dejas volver a follarte?— Jadeo entre besos.

Ella niega. —Te dejo hacerme el amor.

Sonrío a mitad del beso llevando mis manos a el culo perfecto que tanto extrañé.

—¿Sabes si ya puedo?

—¿Que?

—Por la cuarentena luego del parto..— me explica. —, el ginecólogo me dijo..

—Dile al ginecólogo..— Vuelvo a acercarla a mi. —, que yo te extraño y necesito volver a follarte.

—Niall— Antonella habla dulce y con bajo tono de voz, mientras acaricia mi pecho. —¿Tu me eliges a mi? ¿Tu.. me quieres?

Tomo su mentón acercando su boca a la mía mientras con mi otro brazo sostengo su cintura.  —Prefiero decírtelo mientras te cojo...— Vuelvo a besarla volteando nuestros cuerpos y ella me enreda con sus piernas mi cintura. —, ¿Tu me extrañaste?

—Si..— Jadea sintiendo mis besos y chupetones en su cuello y su clavícula. —, en el embarazo.. oh.. te extrañé.

—¿Si?— succiono bajando las tiras de su blusa. —¿Estabas más hormonal?

—No tienes idea..

Libero sus pechos dejándolos desnudos y no me demoro en prenderme de ellos pasando mi lengua por todos lados. —¿Te duelen?

—Un poco..

—¿Sabes? No debería enojarme porque seguramente follaste con ese tal Hedes, pero igual quiero hacerlo.

—Y yo no debería enojarme porque estas casado, pero ahora solo quiero demostrarte quien es la única que te hace gemir.

Que hija de perra.

—No tienes una idea, mi amor..  — Ataco su boca descendiendo con mis manos por su abdomen, ella me quita las manos rápidamente, pero no puedo reaccionar ahora, necesito su ayuda para bajar la erección que me dejó con tan solo unas palabras.

Bajo los pantalones de su pijama suavemente hasta dejarla solo en bragas. Aunque estemos en la oscuridad puedo ver un poco su cuerpo y deslizar mis manos por él. —Niall.— Se queja. —, no..

𝐌𝐈𝐀 © [𝟐] [N.H]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora