—¡Que hijo de puta! —chilla Erika y la mujer frente a nuestra mesa voltea a vernos con cara de espanto—. Upsi, perdón.
Los niños que acompañan a la mujer ríen por lo bajo y ella los reprende poniéndoles pena en vida de que repitan la palabrota que acaba de decir la maleducada chica de en frente.
—Es un descarado, lo odio —baja un poco la voz—. Hiciste bien en tirarle la mayonesa por encima...
—Si me hubiera dejado entrar yo le habría hecho más que eso —dice Joako y pone mala cara.
—¡Ay, sí, como no! —se burla Uriel—. Con todos los monos de seguridad que había por todos lados no llegarías ni a tocarle un pelo.
No dejé que entrara en parte por eso y porqué lo último que quería era que mi único exnovio se agarrara a golpes con mi novio actual. Nada bueno puede salir de ahí, estoy segurísima.
—Me dolió que no me recordara...cinco años no es tanto tiempo.
—Encima no es como que tu rostro sea uno cualquiera, vamos ¿Quién olvida esos ojazos hechos por los dioses? —Uriel rueda los ojos—. Yo creo que se estaba haciendo el interesante.
—Que interesante ni que interesante, se le subió la fama —Eri es la más indignada con la situación—. Dejemos que la estrellita se coma sus propios intestinos, tenemos cosas más importantes por las que preocuparnos.
Eso es cierto, mañana es la exposición y tengo los nervios a flor de piel. No tengo las expectativas altísimas en cuanto a la venta de mis lienzos porque, aunque pinto desde los dos años y estoy en mi último semestre, me considero principiante en el mundo artístico. Creo que el solo hecho de que alguien se detenga a observar una de mis pinturas ya es un logro enorme.
—¿Ya sabes que te vas a poner? —inquiere Uriel, robando una papita de mi plato.
—Del outfit me encargo yo, luego tu ves el maquillaje, ya mandé a Chris a por los zapatos... —Erika dirige su mirada suavemente hacia Joako—. ¿Ya conseguiste traje?
—No, se suponía que tú me lo buscarías... —dice él, haciendo una pausa dudosa entre cada palabra.
—¿Yo? ¡Pero si dividí las tareas entre todos para poder dedicarme al vestuario de Sam!
Erika habla haciendo ademanes y agrandando los ojos como platos. Yo aún espero que me diga que es una puta broma y que tiene el traje esperándolo detrás de la puerta de su habitación.
—Puedo comprarlo mañana...
Quizá no sea una broma...
—¡Son las diez de la noche Joako y mañana es domingo! ¡Los domingos no encuentras ni un culo abierto! —los ojos de Erika parecen salirse de sus órbitas.
—¿Qué hago entonces? —ahora es cuando se nota la preocupación en su rostro—. Tengo un jean negro y una camisa blanca bonita...
No era un puta broma.
—¡Espero que no estés hablando en serio Joaquín Hasseldick Luzardo! —grita Erika—. ¡Es formal, no puedes ponerte jean, idiota!
Es mi turno de intervenir antes de que se maten.
—No se peleen...puedo ir sola...
—La idea era que no tuvieras que estar sola, Sam —Uriel forma una línea con su boca—. Me encantaría poder ir contigo pero sabes que las chicas...
—Uri, no, está bien. De verdad, nadie murió por ir sola a un evento.
La mamá de Uriel trabaja la mayor parte del día y durante las tardes él es quien se encarga de recoger a sus hermanas del colegio, sería una mala amiga si lo hiciera sentir culpable por no poder acompañarme y de verdad aprecio que se tome el tiempo de ver la transmisión en vivo por Instragram.
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Una canción no fue suficiente [✓]
Teen Fiction[EL ARTE DE UN CORAZÓN ROTO #1 🎤] ¿Qué harías si en medio de un concierto te das cuenta de que el vocalista fue tu novio en la secundaria? Agreguémosle a esto que los años le han sentado bastante bien y ahora es un chico talentoso, además de guapo...