18 | «Tu propio diseño»

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Debimos de haber sabido que poner a cuatro personas en una cocina de tres por dos metros no iba a resultar nada bien, sobre todo cuando ninguno sabe hacer absolutamente nada.

Eri y yo nos las arreglamos para cocinar durante la semana, yo a la noche y ella al mediodía, sábados y domingos ordenamos comida porque acordamos que nos lo merecemos después de comer cochinadas cinco días seguidos. Camille tiene quien le cocine y Liam lo mismo. Por lo tanto, entre los cuatro no hacemos uno.

El plan era hacer albóndigas con fideos, pero tras intentar formar la primera bola de carne y terminar con un monstruo horrible con pinta de bomba atómica, desistimos de esa cena y en su lugar ordenamos sushi.

—Yo no bajo —anuncia Eri cuando suena el timbre.

Camille y Liam se miran mutuamente y luego tres pares de ojos recaen sobre mí.

—¿Qué? —conozco sus intenciones.

—No podemos dejar que Cam o Liam bajen, son nuestros invitados —Eri sonríe—, y yo ya dije que no bajaba, así que la única que queda libre eres tú.

Ruedo los ojos y me pongo de pie, tomando las llaves de encima de la mesa.

—Voy contigo, fenómeno —dice Liam corriendo detrás de mí.

—¡No se apresuren en regresar! —grita Eri antes de que la puerta se cierre.

Caminamos uno al lado del otro sin mediar palabra hasta meternos en el ascensor, entonces, es él quien rompe el silencio.

—No te molesta que haya venido ¿o sí? —se rasca la nuca algo nervioso.

—¿Eres tonto, Liam? —digo sonriendo—. Claro que no me molesta.

—Siempre te guardas las cosas que te molestan, quizá no querías que estuviera aquí con ustedes y no te atrevías a decirlo...

—Basta de decir estupideces, me gusta que estés aquí —le aseguro.

—Quiero preguntarte algo más —me toma por el codo poniéndonos frente a frente.

Por unos instantes mis ojos bajan a sus labios y noto como los suyos hacen el mismo trayecto hasta los míos. Mi mano se posa en su pecho y poco a poco nos vamos acercando, pero antes de que nuestros labios se toquen la puerta del ascensor se abre mostrando la planta baja del edificio.

—¿Qué quieres preguntar? —me libero del ensueño en el que habíamos entrado y me pongo en marcha saliendo del ascensor.

—El cumpleaños de tu hermana es este sábado ¿no?

Uri y Chris ya confirmaron que asistiría, pero sinceramente creí que Liam no iba a hacerlo.

—Sí, a las cuatro de la tarde.

—¿Paso a buscarlas? —asiento con la cabeza y abro la puerta recibiendo al chico del pedido con una sonrisa.

—¿Cien piezas de sushi? —dice leyendo el ticket y ambos asentimos—. Bien, aquí tienen, difruten su comida.

El chico le tiende una caja a Liam y le pasa un papel junto a un bolígrafo.

—Disculpe la imprudencia, Corbyn —su tono ahora es tímido—. ¿Podría firmar un autógrafo para mi hermana Lily? Es su fan número uno y lo ama desde que comenzó a hacer música.

—Hazle un video —murmuro yo pechándolo con el codo y él me sonríe.

—¿Tienes ahí tu celular? —le pregunta Liam al chico cuyos ojos parecen encenderse.

Una vez el chico le pasa el celular Liam se pone modo estrella.

—¡Hola, Lily! —comienza diciendo con una sonrisa—. Tu hermano me ha dicho que me sigues desde mis comienzos y de verdad quiero agradecerte por ello así que espero que puedas acompañarme en mi próximo concierto aquí en New York el mes entrante. Tendré dos lugares en primera fila reservados para tí y para alguien que quieras que te acompañe. Te quiero mucho Lily, cuídate.

Una canción no fue suficiente [✓]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora