Inupi/Koko; Capítulo 17.

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Apoyó la cabeza en la palma abierta de su mano, mientras veía desganado la pantalla de su computador. Inupi trataba inútilmente de ponerse al corriente con el trabajo, pero sus ganas eran nulas. Sus energías se habían reducido, al punto de agotarlo y dejarlo en un estado constante de tristeza; quería dormir y no despertar en, por lo menos, un par de años. El último encuentro con Koko había sido desastroso y ni siquiera lo había podido contactar en el juego, seguramente debía darle tiempo luego del decepcionante desliz con Akane, pero lo extrañaba mucho. Ya era innegable su atracción por el alfa.

Suspiró por enésima vez, mirando de reojo su móvil; estaba tentado de agarrar el aparato y mandarle un mensaje a Kokonoi. Lo más probable era que lo rechazara, pero necesitaba saber de él, era un deseo inherente tras los meses que llevaban hablando en línea. Kokonoi era importante para Seishu, más de lo que podría admitir alguna vez en voz alta.

Un poco indeciso, estiró la diestra para alcanzar el celular. Había caído en la tentación y finalmente decidió llamar a Koko. Estaba cerca, faltaba poco, su mano estaba a centímetros de alcanzarlo, cuando de repente el móvil vibró con insistencia sobre la madera. Dio un respingo, nervioso, y aspiró un poco de aire, no había esperado una llamada, por lo que suponía que era Akane por un nuevo regaño. Tomó el móvil y miró la pantalla, solo para abrir sus ojos con sorpresa al ver el apodo con el que solía llamar a su amigo: KokoMoney.
Koko lo estaba llamando.

Inupi se enderezó sobre la silla y se arregló el cabello como si alguien lo estuviese viendo, algo inútil puesto que estaba solo en la habitación. Trató de ocultar su nerviosismo y carraspeó para finalmente responder, simulando falsa calma.

—¿Hola? —preguntó en voz baja, manteniendo la esperanza viva. Si Koko lo estaba llamando era porque ya no estaba molesto.

Seishu...

Esa voz, Inupi realmente disfrutaba de escucharle. Aliviado, dejó caer sus hombros y sonrió.

—Koko, sí eres tú... —dijo, como si no pudiese creerlo aún—. Me da gusto que me hayas llamado. — Aplastó el móvil contra su oreja, aflojando un poco el agarre de los dedos sobre la delgada pantalla para no romperla de la emoción.

Somos amigos, ¿o no?

—Lo somos, solo qué... pensé que estabas molesto conmigo —respondió dubitativo, inflando sus mejillas.

—Ya pasó, dejé el pasado atrás. No quiero hablar de eso; en realidad, hay una razón para esta llamada.

El omega se alarmó, ¿qué podía querer Koko con él? ¿Se habrá enterado de la verdad? ¿Akane lo delató?

—¿Pasó algo? —preguntó, tragándose las ansias. Debía mantener la calma.

Del otro lado de la línea hubo silencio. Inupi creyó escuchar una respiración pausada y luego como alguien se aclaraba la garganta. Kokonoi debía estar tan nervioso como él.

—Seishu, quería saber si querías salir a comer conmigo.

El rostro del omega se coloreó en varios tonos rosados, boqueó como pez fuera del agua, incapaz de creerse lo que estaba escuchando. Se pellizco como si aquello se tratara de un vil sueño y luego se quejó al notar que era la realidad, una extraña, pero certera realidad. Aliviado de que no fuera lo otro, se animó a hablar.

—¿Estás hablando en serio? —Necesitaba volver a escucharlo.

—Lo estoy, aunque es algo así como una cita doble. Un favor para un amigo.

El pecho de Inupi se desinfló, como sus expresiones. Debió haber imaginado que aquello no era tan perfecto.

—No puedo ir, Koko. No me gusta salir de casa. —No quiso sonar tan dolido, en especial porque gran parte de esa declaración era cierta: Inupi no salía de casa, sin embargo, estaba decepcionado.

Lover Game// KokoInu Donde viven las historias. Descúbrelo ahora