Inupi/Koko; capítulo 38.

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El omega estaba un poco deprimido y preocupado luego de la fatídica conversación con Kokonoi; no sabía que era peor: que Koko estuviera molesto con él o que Rindou se hallara en problemas por su culpa. Pasó con nerviosismo sus manos por su rostro y sintió la necesidad de hacerse bolita y lloriquear hasta que todo lo malo desapareciera.

—Deja de martirizarte —dijo Akane, pasando con ternura una mano sobre la espalda de su hermano—, no es tu culpa que Koko sea tan cabeza hueca. Me va a escuchar. Él no puede culparte por los problemas de otros —agregó eso último con amargura.

Inupi negó repetidas veces, mientras se levantaba de la silla. Estaba dispuesto a arreglar el embrollo que él mismo provocó.

—Tengo que hablar con Takemichi —anunció de repente.

—¿Por qué? —preguntó la beta, confundida—. Mejor quédate aquí y esperamos que esto acabe, además no quiero que te sigas preocupando. Estás embarazado, le hará mal al bebé. —Akane se levantó también y miró alrededor, la fiesta estaba tranquila de momento, era innecesario preocuparse, ¿o sí?

—Debo decirle lo que pasó, es su compromiso de todos modos.

Cuando Akane extendió sus manos para detenerlo, Inupi levantó sus brazos y se deslizó lejos de ella, mirándola con cautela.

—Lo siento, hermana —dijo al último, haciendo pucheros.

—No vayas, hablo en serio, Inupi —advirtió la beta.

Inupi se disculpó una vez más y se escabulló entre las mesas. El discurso que Takemichi y Mikey estaban dando por el compromiso, resonaba en el recinto inusualmente silencioso. Inupi sonrió porque a pesar de todo, esos dos se veían bien. Takemichi se merecía ser adorado por lo bueno que era. Quizá estaba exagerando, pero no quería que nada arruinara la fiesta. Justo cuando estaba llegando, mientras las palabras de la pareja se volvieron solo murmullos amorosos, lo que tanto temía se hizo realidad, y lo peor era que Inupi estaba prácticamente en la primera línea. Vio todo lo que estaba pasando y sintió que su mundo se venía abajo.

. . .

Decir que estaba molesto, sería un eufemismo, Koko estaba furibundo y decepcionado de Ran. Creyó haber conocido la mayoría de los defectos del hombre, pero no, siempre había algo peor. Intentó lanzarse de nuevo hacia él, sin embargo, un par de brazos se lo impidieron cuando lo sostuvieron con fuerza. No quería hacer mucho, solo deseaba borrar la sonrisa arrogante del rostro perfilado del Haitani.

—Que frágiles se vuelven los alfas por un omega —agregó Ran, indiferente.

Koko gruñó y forcejeó, hasta que alguien más intervino.

—¡Cállate, Ran! —exclamó Rin, abrazado a Souta. Tenía el rostro desencajado por la actitud de su hermano—. Detente ya, lo estás empeorando todo y no es justo.

Cualquier persona con dos de IQ se hubiese detenido y repensado en sus actos, es decir, aquel no era el momento ni el lugar para perder la cabeza, no obstante, Ran era distinto. Estaba dispuesto a hacer de ese compromiso su fiesta personal.

—¡Cállate tú, Rin! ¡Todo esto es tu culpa! —Le señaló Ran—. Si hubieras abortado antes, nada de esto estuviese pasando. Y aléjate de ese alfa, es mi última advertencia.

Alrededor llovieron los jadeos de sorpresa y de indignación. Rin tenía los ojos muy abiertos, porque también desconocía la actitud de su hermano. Souta lo soltó de pronto y todo se sintió tan frío.

—Me engañaste para que me alejara de mi omega —dijo Souta, aunque no sonaba para nada sorprendido.

Contrario de Rindou, quien no entendía de qué hablaba.

Lover Game// KokoInu Donde viven las historias. Descúbrelo ahora