Prefacio.

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Karma. En la religión budista y en el hinduismo, creencia según la cual toda acción tiene una fuerza dinámica que se expresa e influye en las sucesivas existencias del individuo.

Según el karma, cada una de las sucesivas reencarnaciones quedaría condicionada por los actos realizados en vidas anteriores.

- Siempre estaré aquí, Joaquín. Somos una pareja y, cuando uno se caiga el otro le ayudará a levantarse, así es como esto funciona, porque te amo y nunca dejaré de hacerlo, aunque mi alma viva otras vidas, siempre va a buscar la tuya, eso tenlo por seguro, mi amor.

Las coincidencias no existen. Todo lo que nos ocurre es consecuencia de lo bien o mal que actuamos en vidas pasadas.

El universo siempre conspira a nuestro favor, tenemos un poder tan grande que la mayoría de veces no sabemos utilizarlo de la manera correcta.

Nuestra voz.

La palabra es lo más fuerte que existe, la energía que le ponemos al momento de expresarnos, al pensar de manera positiva o negativa alentamos a que el universo reaccione de la misma manera.

Nuestra alma trasciende por mucho, puede ser joven o un alma vieja llena de sabiduría.

Con todo ello, el amor hace lo propio, nuestra alma gemela siempre va a llegar y no va a importar el lugar, la edad o el estatus social, el alma no tiene prejuicios ni estereotipos.

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Mira a través de la ventanilla del avión, suspira y piensa en su vida.

Es momento de regresar a casa, a ese lugar que le dió la bienvenida.

Su alma se remueve inquieta, tiene un presentimiento, su corazón pica y su mente se mantiene alerta.

No entiende muy bien que pasa, antes de abordar el avión aquel presentimiento no abandonó su cuerpo, ni siquiera el distraer su mente con un libro funcionó, algo le impedía dejar de pensar en su nuevo comienzo en Nueva York, ayudar a su hermana con el negocio, acoplarse al movimiento imparable de la ciudad y disfrutar de algún bar.

Se repite una y otra vez que nada cambiará, no es como que Nueva York sea distinta a Madrid pero... Ahí vivía bien, tranquilo con su pequeño local de flores, sus amigas y amigos, Guillermo...

Pero el tiempo se le vino encima y más temprano que tarde llegó el momento de regresar a casa.

Pronto, cuando el avión ha tocado tierra, pasajeras y pasajeros empiezan a bajar del avión, el cambio era rotundo, estar 10 años fuera le hicieron olvidar un poco del ambiente que se vive en la gran manzana.

Camina con duda hacia afuera del aeropuerto, la brisa veraniega golpea con sutileza su rostro, tanta vida en un solo lugar, personas yendo y viniendo, muy bien, un nuevo capítulo se escribe.

- ¡Joaquín!, Enano, ya estás aquí.

Su hermana le abrazó con fuerza, él le correspondió y se quedaron así por un momento.

- Pero mírate, estás divino - Halagó, tomando el rostro de su hermano entre sus manos.

- Tú luces preciosa, Ren - Habló con melancolía, ganándose el sonrojo particular de su hermana.

- Seguro debes tener mucha hambre, ha sido un vuelo largo, ¿Vamos a un restaurante?.

Sólo asintió y se dejó llevar, Renata siempre ha tenido ese efecto en él, siempre logra hacerle olvidar de sus problemas.

Entraron a uno de los restaurantes mejor conocidos de Nueva York, Renata se había encargado de hacer un reservación con tiempo, el ambiente cómodo del establecimiento le ofrece relajarse.

Un bullicio se escucha a la entrada del mismo restaurante, el flash de las cámaras es inevitable, entre toda la muchedumbre una persona resalta.

Con su cabellera rizada, una sonrisa confiada, saluda con cortesía a la prensa, el porte elegante del hombre le deja con la boca abierta, a su lado una mujer hermosa, un poco arrogante y con mala actitud, el enfado se puede leer claramente en su expresión.

- Es Emilio Geller, el integrante más importante de la familia Geller, es tan atractivo...

Renata habló a su lado pero no le prestó la más mínima atención, se perdió en aquel hombre, en esos ojos seductores de color avellana que le regresaron la mirada, esa mirada que le revolvió todo.

Su alma se removió con fuerza, el latir de su corazón se aceleró y todas las alarmas en su cabeza se encendieron.

Un calor inexplicable azotó su cuerpo, los vellos en su piel se erizaron, los dedos de sus manos temblaron y se olvidó de la gente alrededor.

Todo Cambió Cuando Vió Esos Ojos.

Latidos | EmiliacoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora