12. Sólo Tú Y Yo.

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Risas Sonando En La Oscuridad.

Palm Springs es su destino en esta ocasión.

La ciudad que unió a Pattie y René.

Ha sido un día maravilloso. Emilio ha planeado todo desde los últimos 3 meses y ahora el día de tomar las riendas ha llegado.

Desde aquel día donde ambos enfrentaron a la horda de periodistas frente a la floristería, Emilio tuvo la sensación que pertenece ahí, que su lugar seguro es junto a su Jojo, a esa persona que le ha enseñado el valor del amor, la pasión de ser amado y la entrega incondicional cada noche.

Su alma incluso no le sacó aquel pensamiento desde la noche donde "el mayor secreto de la familia Geller" salió a la luz, como Joaquín sostuvo su mano en todo momento, como en sus orbes mieles la preocupación era palpable, su corazón latió en razón de su alma y ahora solo debe esperar a la noche.

No quiere perderse en ningún momento de ese brillo en los ojos de su amado, la sonrisa enorme que divide su rostro, la maravilla pintando sus facciones, el como aprieta el agarre de sus manos al ver algo que le fascina demasiado.

Se encuentran en el jardín botánico de Palm Springs, durante la mañana han disfrutado de un paseo por el museo de arte, al mediodía se dispusieron a comer en uno de los mejores restaurantes del lugar.

Ahora, mientras terminan su recorrido por el jardín, a través de los ventanales el atardecer le da la despedida al Sol en una paleta de colores inmensa, ambos observan maravillados uno de los mejores placeres de la vida, es ahí cuando el ritmo de su corazón se acelera, la luna empieza a emerger y se voltean a ver, se sonríen y un beso sella el momento.

Terminan su recorrido y la brisa otoñal les recibe con una ligera brisa, Joaquín se encoge un poco en su abrigo y Emilio le rodea los hombros en un abrazo para brindarle más calor.

- Ha sido maravilloso, ricitos. Sólo vinimos a Palm Springs en dos ocasiones cuando éramos niños - Habló con melancolía, rodeando con sus brazos el torso de Emilio.

Emilio apretó más el cuerpo de Joaquín al suyo y sonrió triunfante, su mayor premio siempre será ver ese rostro bañado de felicidad.

Sin decir algo más, deshicieron su abrazo y caminaron con sus manos entrelazadas hacia el hotel donde se hospedan.

Cuánto más se acercan al hotel, el corazón de Emilio parece querer salirse de su tórax, los nervios empiezan a consumirle, trata de mantenerse en calma, no quiere echar a perder todo por lo que ha trabajado durante 3 meses.

Ingresan por la entrada del hotel y de inmediato se dirigen al elevador, se encargó de que tuvieran las mejores comodidades durante su estadía, es por ello que escogió una suite en un hotel de alta calidad.

Se vuelven a unir en un abrazo mientras el asensor lleva su curso, suspiran al unísono y sueltan una pequeña risa, llegando a su piso caminan abrazados hasta su habitación.

Joaquín estaba a punto de abrir la puerta cuando Emilio le detuvo, le miró extrañado y el rizado se encogió de hombros, sacando una venda de uno de sus bolsillos y cubriendole los ojos con ella.

¡EL MOMENTO HA LLEGADO, GELLER!.

Escuchó a su alma emocionada, su corazón latió con más fuerza si era posible, su consciente alerta, soltó un suspiro para tranquilizarse y pasó la tarjeta-llave por la ranura, todo debe estar listo y en orden para su noche.

Con cuidado entran, la sala de estar está perfectamente como él pidió, jarrones con girasoles, velas aromáticas, un balde lleno de hielos con una champagne lista para ser servida.

Latidos | EmiliacoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora