09. Mi Mayor Anhelo.

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Tienes Un Estilo De Belleza Único.

Si Emilio pudiera ponerle un adjetivo a sus dos meses de relación con Joaquín, sería:

Maravillosos.

Se han conocido al derecho y al revés, han mostrado sus heridas, sus miedos y su añoranza.

Joaquín se tomó el tiempo de decirle lo difícil que fue estar lejos cuando sus padres murieron, teniendo que esperar un año para poder reunirse con Renata y sacar el negocio familiar adelante.

Por su parte, Emilio habló sobre lo difícil que fue dejar ir a Francisco Geller, cuando aún estudiaba su último año en la universidad y tuvo que empezar a trabajar en la empresa.

Se encuentran en camino a la capital del mundo, Nueva York, Nueva York.

Emilio ha preparado un encuentro especial del que no le ha hablado mucho a su Jojo.

Le encanta darle sorpresas, como la duda ilumina su rostro, la curiosidad baña sus ojos y las ansias le hacen morder su labio inferior.

Ahora mismo disfruta de esa imagen, mientras espera a que la luz del semáforo cambie a verde, se enternece de solo verle, el jugueteo de sus dedos sobre sus muslos, el nerviosismo dejándose ver a través del movimiento frenético de arriba hacia abajo de su pie izquierdo.

Estaciona su auto frente a un gran edificio, incita a Joaquín salir del auto y le entrega las llaves al hombre a cargo del vallet parking.

Joaquín es tan curioso como un gatito, observando todos los detalles de la recepción, como toca con delicadeza los pétalos de las flores.

- Buen día, señor Geller. ¿En qué puedo ayudarle?.

La voz del recepcionista le regresó a la realidad, tiñendo sus mejillas con un leve color carmesí, sonriendo con timidez y suspirando. Maldición, jamás había pasado por algo así.

- Lo siento... He venido a ver a Nikolas - Habló con vergüenza, lo cual provocó en el recepcionista ternura.

- Claro, el señor Caballero puede atenderle ahora.

Agradeciendo al recepcionista, se acercó hasta donde Joaquín leía atentamente un artículo sobre el mayor desfile de modas en Nueva York.

- ¿Te ha parecido interesante, Jojo? - Susurró, rodeándole de la cintura con un brazo y pegando su cuerpo al suyo.

- Oh sí, la New York Fashion Week ya pasó y me la he perdido - Habló con desilusión, formando un puchero - ¿A qué hemos venido aquí? - Y ahí estaba la curiosidad tiñendo su expresión.

- Espera y verás - Sonrió con suficiencia, girando y llevando a Joaquín consigo.

El recepcionista y él asientieron como despedida mientras guía sus pasos por el pasillo hasta llegar al elevador.

Emilio se enternece más al notar como Joaquín juega con sus dedos, descubriendo tantas formas en que sus manos se pueden entrelazar.

Pronto el elevador se detiene y las puertas se abren, dejando a la vista una habitación llena de lujos.

Una alfombra de color púrpura, muebles de madera negra, floreros, lámparas y candelabros, un pizarrón lleno de ideas, tijeras, un bote lleno de agujas de mano, un estante con hilos de diferentes colores, algunos trozos de tela.

Latidos | EmiliacoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora