Amores de una vida

Primer Amor

Draco nunca quiso participar en la guerra. Pero debía mantener a salvo a su familia. Debía. Debió mantenerla a salvo. Quizás también fue por ira, dolor, venganza que participó en la guerra, que se dejó arrastrar a esa vorágine de acontecimientos que lo marcaron en más de un sentido y que lo hicieron perder y perderse en otros tantos.

En un principio había creído ciegamente en su padre, en sus ideales y en todo lo que decía. Poco a poco se dio cuenta de muchas cosas que estaban mal, o que simplemente dejó de creer. Pero a la edad de 11 años claro que confiaba en su padre. Lo amaba, lo respetaba y le tenía una confianza ciega. Además ver que una persona ajena a su mundo era mejor que él en todo le enfurecia; ver que alguien pudo tomar la mano del que podría ser su primer amigo por merito propio le dolió; y ver que alguien por el simple hecho de existir era mejor en lo que más había llegado a amar sin siquiera llegar a esforzarse  lo llenaba de rabia. Al final lo comprendió y se hizo a la idea que él, Draco Malfoy no era el protagonista de aquella historia y por ende no tendría la suerte o el éxito de salir bien de todo aquello. Y se dedicó a cumplir con su papel.

Execpto por algunos momentos. Porque hubo instantes en los que él fue el protagonista de su historia. Aún entre la guerra y los escombros fue el protagonista. Fueron instantes en los que creyó que todo era posible, que saldría ileso o al menos bien parado. Que podría ser feliz. Era momentos en los que sólo era Draco. En los que podía sonreír y en los que hizo planes a futuro. Momentos en los que pensó dejar atrás a sus padres y correr a un futuro más brillante y lejos de la oscuridad, del fuego y de la sangre. Pudo ser que al final, quizás eso fue lo que más lo lleno de rabia para quedarse y cumplir con todo; y al mismo tiempo fue lo que más le dio esperanza de poder hacer pequeñas cosas para ayudar a los que eran sus enemigos en esta guerra que no era suya. En una guerra de adultos cobardes que usaron niños para pelear.

Draco lloro. Hacia tiempo no estaba en ese lugar. La última vez que estuvo ahí fue el 2 de mayo de 1999, una semana antes de irse del país. Pero eso no le impidió mandar flores cada año a esa tumba. La tumba donde yacía el primer amor de Draco, donde estaba la persona que mas le había dolido perder durante esa guerra. A la cual no había podido proteger. De la cual se culpaba todos los días por su muerte. Por la cual quizo renunciar a todo, a su apellido, a su fortuna, hasta a su magia, y a la cual no pudo ir a abrazar y llorarle cuando lo vio caer.

La tumba de Fred Weasley.