V. Maldita primavera

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¿Te ha pasado alguna vez que un suceso te marca? No algo trágico, sino que es lo suficientemente significativo como para que te dé vueltas una y otra vez en la cabeza.

Sólo puedo pensar en una cosa.

Revivo una y otra vez el mismo suceso. Y lo recuerdo todo, como la fría brisa invernal pasaba suavemente por su rostro, como las nubes se agrupaban como si quisieran decirnos algo, como hacían caso a todas sus palabras, tantos sentimientos reflejados en un mar de colores, un cielo que habla. No puedo olvidar el movimiento de sus labios al decir toda esa poesía, por así decirlo. Sus ojos cafés, su largo cabello negro, sus hermosas mejillas sonrojadas por el frío.

Esos son dulces recuerdos que me hacen estremecer.

¿Dulces ó amargos?

Cada palabra me recordó lo miserable que soy por dentro, de que soy una cáscara vacía, de que soy incapaz de ser quien realmente quiero.

Pero las cosas no son tan sencillas como para aceptar que sólo debes cambiar tu realidad. Aunque cambies, ¿las personas a tu alrededor cambiarán contigo? O sólo podrían añadir heridas y un gran desgaste emocional.

El mundo está hecho para hacernos sufrir, nos llena la cara de amor y esperanza y de un momento a otro, te arrebata todo.

¿Cuánto debe sufrir una persona para que las demás se den cuenta que están haciendo mal?

El sufrimiento habría de ser infinito, sino son consientes de que sus actos no traen ningún provecho; "amor duro", "hago esto por tu bien", " esto te hará más fuerte". Son simples mentiras, palabras para justificar actos que simplemente están mal.

No todos somos iguales, nadie reacciona de igual manera, no leemos la mente de la otra persona.
La única manera de saber si lo estamos haciendo bien es preguntando al corazón mismo si le entristece nuestros actos y aunque parezca estúpido, el nunca miente, los únicos que mienten somos nosotros mismos al no afrontar la realidad como es, y perdernos en divagación y fantasía, soñando con algo que nunca ocurrirá.

Ya han pasado tres días desde lo del río y ya nada es igual, la manera en la que vivía, ¿en realidad tengo razón en todo ó fui demasiado narcisista al creer que todo lo que hago es perfecto?

Estaba tan perdido en mis pensamientos que olvidaba que se avecina el día martes. ¡Qué bendición!

***

La maldita primavera, pasa ligera...

Se repetía una y otra vez esa canción de Yuri, pero en este caso no fue la primavera la que pasó rápido, sino que fue la mañana, y allí se acercaba cada vez más la bien establecida estructura a la que le llaman secundaria.

No sólo no era consiente de lo cerca que estaba, sino que me olvidé por completo de mi alrededor y me terminé perdiendo en una cosa; sus palabras, su dulce mirada, la forma en la que se expresaba con gracia. Pero un repentino y fastidioso eco me sacó de mis pensamientos.

–Ban, Ban... ¡Ban!

Regresando de nuevo a este mundo miré a mi izquierda y para mi sorpresa no había una, sino tres personas observando como mi mente estaba volando en alguna de las lunas de saturno.

Quiénes más iban a ser...

Scott, Ahyoung, y Jimin. Ni siquiera recordaba cuánto tiempo llevaba allí parado, por suerte me sacaron de mi auto gestionado trance antes de que pareciera más extraño.

–Bro? What are you doing right now? –Preguntó Scott.

–Scott, we don't talk about that, please. –Le respondí.

–Okay...

–¡Basta! Saben cuánto odiamos que empiecen a hablar en inglés. –Dijo Jimin con fastidio.

–Es por eso que lo hacemos, me encanta ver sus caras de sufrimiento cuando tratan de entender lo que decimos. –Le dije con suficiencia.

–Hay varías palabras en inglés que me sé, ¿quieres escucharlas? –Mi linda prima trato de contraatacar.

–Los insultos no sirven en este tipo de conversaciones Ahyoung, esperaba más de ti. –Le respondí con falsa decepción.

–¡Aah! ¿Qué quisiste decir! –Ahyoung se exasperó.

–Tómalo como quieras. -Sabía que a Ahyoung no le gustaba quedarse con dudas, pero aveces sabía cuando dejar de insistir. Repito, aveces.

–Ey, son ideas mías o... –Jimin alargó la última palabra, y completó. –Estás más raro de lo usual.

Desvíe la mirada sin decir nada...

–Olvídalo, –dijo mi prima. –entonces...

Sabía qué iba a decir. ¿Cómo lo sabía? Ahyoung es fácil de leer. Así que antes de que terminará de hablar...

–No, Ahyoung, no tengo novia, sigues siendo mi BFF, y sí, ¡no he salido de casa¡ –Alcé un poco la voz. Casi siempre mi prima podía ser irritante aunque igual la quería.

–Guau, amigo, bájale a la intensidad, está bien, pero... –Sabía a donde iba ésto -No respondiste todas las preguntas que siempre hago, ¿pasa algo?

Pero podía hablar muy rápido la condenada...

–¡Ooh! Espera, hiciste, ¡congeniaste con otro ser humano! ¡¡No puede ser!!

Y le gustaba sacar cuentas.
Agregale dramatismo y ahí tienes el modo de hablar de mi prima.

–Espera, algo más importante. ¿Por qué que no estás comiendo bien?

Aunque algunas cuentas sí las sacaba bien. Tenía que salir observadora y con una percepción profunda.

–Simplemente no tengo hambre. –Traté de excusarme, pero claro, no fue suficiente.

–No has respondido lo otro...

Era como el principito, hasta que no respondiera cada una de sus preguntas no se iba a quedar quieta.

–Es una conocida. –Dije sin darle mucha importancia.

Los tres dijeron al mismo tiempo. –¿Una chica!

–Que lo digan al unisono lo hace parecer imposible, puedo acercarme a alguien si quiero. –Porqué tan sorprendidos, era lo que pensaba.

–¿Y desde cuándo eres tan social, no dijiste que no has salido de casa? –A mi prima no se le escaba nada.

–Tranquila, fue el día del puente. ¿Recuerdas? Cuando me alejé de ustedes... –Trate de explicar.

–Bro, ¿tú no pierdes el tiempo, verdad? –Scott haciéndose el chistoso, cosa que nunca me ha gustado.

–Cierra el pico antes de que te lo cierre, Scott. Sabes muy bien que no me gustan esos juegos infantiles. –Sí, yo me sulfuro demasiado rápido.

–Uy, el señor sencible. –Jimin, otra chistosita más.

–Ya cállense, y vámonos de una vez. –Sí saben cómo me pongo, ¿para qué me invitan?

–Está bien, vamos. –Dijó mi prima.

Ahg, el haberles hablado de eso fue un error del que estoy seguro de que me arrepentiré.

¡Acaba ya, Maldita primavera!

Pensamientos de un chico despreocupadoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora