Buenos Aires, Argentina
Había pasado un mes desde la última vez que sus padres y ella habían tenido esa conversación sobre irse a trabajar a otro país, y si bien todo parecía normal entre Estrella y su madre, había momentos en que las palabras tenían un cierto aire de tensión.
—¿Te pasa algo? —fue el turno de la chica preguntárselo a su madre.
—No, nada.
—Estás rara —la miró algo preocupada.
—Ayer me encontré al papá de Valentina.
La chica se quedó de espaldas a su mamá mientras la escuchaba atenta a medida que revolvía el líquido caliente de la taza.
—¿Sí? ¿Y cómo está?
—Bien, me dijo algo que me descolocó.
—¿Qué te dijo? —Abrió los ojos con desmesura estando atenta a lo que le decía.
—Me comentó que Valentina le pidió que le dijera los requisitos y papeles que se necesitaban para viajar al extranjero.
—Mira vos —acotó y se dio media vuelta para salir de la cocina, pero su madre estaba frente a ella.
—Vos le pediste eso, ¿no? —Catalina entrecerró los ojos al tiempo que miraba a su hija.
—Yo no le pedí nada, solo hablé con ella y ese tema fue como hace un mes atrás.
—¿No se lo pediste?
—No, no tan directa, solo le dije si me hacía la pata para averiguar las cosas, ella se ofreció a preguntárselo a su papá.
—Seguís con la idea de irte —afirmó.
—Aunque no te guste, sí. Las cosas no están cambiando mucho y lo de encontrar trabajo se está haciendo difícil, ¿no te parece que tenés que aflojar un poco? —cuestionó mirándola con atención.
—Tu idea principal es irte del país, no si encontrás trabajo de lo que estudiaste.
—Si consiguiera trabajo de lo que estudié acá, me quedaría, pero como nadie me llamó, necesito irme. Porque van a pasar los meses y todavía estaremos en veremos. Tu problema es que crees que soy muy chica como para enfrentarme al mundo, no creo que sea tan malo como siempre me lo pintás —habló con firmeza—, y estoy segura de que ni siquiera para ir de vacaciones me dejarías ir sola.
—Obvio que no.
La voz de su madre sonó seria y rotunda.
—¿Crees que no me sé cuidar sola?
—Sos muy chica y no es que no sepa que sabes cuidarte, son los demás.
—Gente mala hay en cualquier parte.
—Está el tema de la plata también, no tenemos tanta plata para algo así. No solo es el pasaje y la estadía, son los papeles que se tendrían que hacer para que puedas viajar al extranjero y el país que elegiste no es tan barato tampoco.
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El pequeño hotel de las delicias ©
Ficción GeneralEstrella cree que la vida en el extranjero es color de rosa y con una decisión apresurada se embarca en un viaje que le hace ver la realidad de las cosas. Tras unos meses de luchar por sus sueños y saber que todo es en vano, se plantea regresar a su...