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Unos sonidos raros provenían de la puerta, eso despertó a ambos. Sin embargo, Mark no estaba tan dormido como le hubiera gustado. Primero; porque no podía, y segundo, porque Hae se había orinado dormido y por ende se había mojado él también. Aun así se empeñó en ignorar tal hecho. No le sorprendía, no del todo.

Mark se sentó, dejando a un Hae confundido detrás de él, con la intención de protegerlo. Pero su ceño fruncido se fue cuando la puerta se abrió, dejando ver a un Renjun serio, decidido, y algo preocupado.

-¿Mark? -preguntó Renjun, intentando ver en la oscuridad.

Mark largo un suspiro de alivió. Iban a poder salir de ahí, ya no iban a poder hacerles nada.

-Joder, creí que eras uno de esos idiotas. -dijo Mark, lo suficientemente alto como para que escuchara.- Vámonos de aquí. -se levantó de su lugar, sin embargo, Hae se quedó allí.

-Está re oscuro.

-Ya sé, estoy en bolas, no me veas. Consigue algo de ropa y nos vamos.

-¿Y qué haces en bolas? -bufó. ¿De dónde iba a sacar ropa a esas horas?- Ya vengo, estate alerta. -dejó la puerta abierta para que tuvieran algo de luz y se fue casi corriendo a ver que encontraba.

Al ver que Hae no tenía intenciones de moverse, Mark lo tomó, casi obligándolo a pararse, pues al parecer él no quería... o tenía miedo.

-Vamos a irnos, mi amigo va a ayudarnos. -explicó Mark.

-¿Amigo?

-Si, mi amigo. Él es bueno también, y vas a salir por fin de aquí, ¿te gusta la idea?

Hae pareció pensar las cosas por un momento. No le gustaba ese lugar, pero al mismo tiempo le daba miedo salir. Eso era lo único que conocía:

-V-van a lastimar a Mark y Hae...

-No, nos van a lastimarte, yo te voy a cuidar, ¿si?

-Mmm... -volvió a pensárselo. Confiaba ciegamente en él, así que asintió, y Mark pudo notarlo por la poca luz que se colaba de la puerta.

El mayor estaba por hablar, pero el estrepitoso sonido de un par de disparos se lo impidió. Asustado, Hae se aferró a Mark, y este lo abrazó en modo protector, llevándolo hacia lo oscuro. Se mantuvo atento a cualquier cosa, porque aunque cuerpo dolía, estaba dispuesto a darlo todo para proteger a Hae.

Pasó un minuto, el cual se le hizo interminable a Mark. Temía que algo le hubiera pasado a Renjun, pero antes de que pudiera hacer algo, su compañero ya se había asomado por la puerta. Traía algo de ropa en su mano y el uniforme de oficial de Mark.

-Rápido, debemos irnos antes de que se den cuenta. -dijo Renjun, hablándole a la nada.

-¿Y esos disparos de que han sido? -dijo Mark, arrastrando a Hae con él.

El menor se dejó llevar. No se veía del todo convencido, pero cualquier lugar sería mejor que ese si estaba con Mark. Se sentía bien y protegido a su lado. No dudaba de él.

-Uno con tu arma quiso atacarme. -le dio la ropa a su compañero una vez estuvo afuera, e inevitablemente lo primero que pudo sentir era aquel hedor horrible que tenían ambos.- Hueles a miados. -se tapó la nariz.

-Cállate. -le ordenó, recordando que Hae se había orinado dormido.- Hae, tienes que usar esto ¿si? -ayudó al menor a ponerse una camisa, bajo la atenta mirada de Renjun, quien analizaba a Hae de pies a cabeza.- No te quites esto. -le puso un short también.

Hae solo asintió y se dejó vestir aunque se le hiciera incómodo, con sus ojos entrecerrados por la luz. No era algo a lo que estaba acostumbrado y le costaba enfocar la vista.

Renjun esperó a que Mark se vistiera y caminaron a paso rápido para salir de allí. Ambos oficiales iban serios y preocupados, fijándose que nadie los viera, en cambio Hae, ya acostumbrado a la luz, veía todo con asombro, como si fuera alguna especie de turista. Nunca había salido de ese apestoso lugar, por lo que todo para él era completamente nuevo. Las formas, los colores, los aromas, los sonidos... era un mundo enorme para descubrir.

-Tenemos que ir por los mocosos. -dijo Mark, una vez salieron de la municipalidad.

-Si, espero que lleguemos bien. -dijo Renjun, comenzando a caminar en dirección a la casa de Jaemin.- Creo que esta ciudad se ha hecho más grande, antes no estaba tan lejos todo.

Mark intentaba seguirle el paso a Renjun, pero la lentitud de Hae se lo impedía. Él estaba demasiado hipnotizado con el cielo estrellado. Todos esos puntos brillantes arriba eran hermosos, y Mark lo entendía. Sin decir nada, lo alzó en sus brazos como recién casados, y echó a correr cuando con Renjun escucharon unos gritos a lo lejos.

Algo estaba cambiando en Omelas.

Escape de Omelas - MarkhyuckDonde viven las historias. Descúbrelo ahora