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Luego de que los oficiales le explicaran a sus superiores todo lo sucedido con pruebas, llegaron a la conclusión de que no podían contarle aquella verdad al mundo. Sería escandaloso y correrían el riesgo de que muchas personas intentarán lo mismo, así que se vieron obligados a inventar algo menos fantasioso y más 'realista', en donde los propios familiares tuvieron que firmar papeles legales con abogados para que nada saliera a la luz. Aunque poco les importaba más que tener a Jeno en la casa nuevamente.

Y a pesar de que todo había salido relativamente bien para todos, no para Mark. Desde que habían regresado de Omelas sentía que algo no estaba bien, que algo faltaba en su vida, y obviamente ese algo tenía nombre: Haechan.

La semana había transcurrido demasiado lento y a veces parecía idiota llevando aquella esponja con forma de pato a todos lados, pero era lo único que lo mantenía cuerdo, pues a veces sentía que solo era algo que había soñado. Se negaba a creer que Hae no era real.

Por otro lado, a Renjun no le gustaba ver así a su compañero. El menor había perdido ese toque que tanto lo caracterizaba, por lo que se veía obligado a buscar ayuda.

-Oye... -llamó su atención Renjun, solo recibiendo una mirada en espera de Mark.- Tengo un amigo que trabaja en el centro de investigación y yo conozco a Jaemin... quizá pueda buscar su nombre en la base de datos. Podemos usar esta hora del almuerzo para eso.

-Es una buena idea, pero ¿Qué debo hacer? Es Jaemin el que existe, ¿Qué hay de Hae? No sé si quiera darme cuenta que solo fue una fantasía.

-Pues... buscar su nombre también, ¿No? Al demonio raro ese se le escapó decirlo completo.

Mark suspiró, tomando el patito sobre la mesa. Lo extrañaba, deseaba tenerlo junto a él. No quería que fuera mentira, pero la idea de Renjun le daba un mínimo de esperanza.

Un oficial se acercó a ellos: -Dos niños los buscan. -dijo este, y se hizo a un lado para dejar ver a los visitantes. Jeno y Chenle estaban ahí parados, mirando todo con suma atención.

-¿Ya encontraron a mi novio? -fue lo primero que preguntó Jeno, con total confianza.

-Buenos días primero, ¿No? Mal educado. -dijo Renjun.

-Buenos días. -dijo Chenle.- Jeno insistió en venir para saber de ese su novio.

-No sabemos nada aun, pero creo que estamos a punto de conseguir algo, aunque no es seguro. -dijo Mark.

-Si, debemos irnos en el almuerzo. -afirmó Renjun.

-¿En serio? -preguntó Jeno con una radiante sonrisa.- ¿Podemos acompañarlos? Voy a ser policía también. -alardeó.

-Vamos a portarnos bien. -dijo Chenle, como si eso los convenciera.

-¿No tendrían que estar en la escuela? -dijo Renjun, frunciendo el ceño.

-No le digas a mi mamá. -pidió Jeno, casi con cara de susto ante la idea de ser castigado.

-Yo no me hago responsable, ustedes solos quisieron venir. -dijo Mark, y se levantó de su asiento.

Chenle observó que llevaba aquella esponja en la mano y se le hizo raro: -¿Lleva un pato a todos lados?

-Si, es antiestrés. Vámonos. -dijo Renjun.

Los menores acompañaron a los oficiales hasta la patrulla, subiendo en la parte de atrás mientras los mayores en la parte de adelante. A Jeno se le hizo divertido que todos pensaran que eran chicos malos, mientras que a Chenle se le hacía interesante, pues nunca había subido a uno. También se le hacía raro ver las armas en sus cinturones. Nunca había estado tan cerca de un arma real.

Escape de Omelas - MarkhyuckDonde viven las historias. Descúbrelo ahora