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Mark no supo cuánto tiempo estuvo ahí dentro. Había perdido totalmente la noción de las horas con tan solo un rato de estar encerrado. ¿Qué iba a pasar si no salía de ahí? ¿Qué iba a hacer Renjun cuando notara que no regresaba? O peor... ¿Qué iban a hacerle a ambos ahora que lo habían descubierto.     
   
Un fuerte portazo lo sacó de sus pensamientos. Su vista se fijó en la puerta, un hombre estaba allí parado, y en seguida supo que se trataba del dizque padre de Jaemin. La luz grande se encendió, haciéndole achinar los ojos ante la molestia. Se podía ver perfectamente la mugre y asquerosidad que era aquel lugar, no solo el suelo, sino también las paredes. De igual modo, dejó a Hae detrás suyo, en modo protector.   
 
No sabía desde cuando había bombilla de luz.

—Me decepcionas, Mark. Creí que eras alguien comprensivo. —dijo el hombre, sin moverse de su lugar, mientras lo miraba con ojos desafiantes, cruzado de brazos de forma altanera.

—¿Alguien comprensivo? —dijo Mark, largando una amarga risita.— Si ser comprensivo es apoyar esta mierda prefiero no serlo.

—Es necesario esto. Omelas debe tener un balance y uno debe ser quien soporta todas las injusticias a cambio de que todos los demás sean felices. No podemos sacrificar a todos por uno solo, por eso es uno solo el que toma ese lugar. —explicó. 

—¡Es una porquería, todo este mundo es una porquería! Pero pronto se les va a acabar este jueguito.

—Aun tienes una última oportunidad de entenderlo y salir de aquí, para ya nunca volver a tocar a este maldito. —posó su vista en Hae, quien se escondió detrás de Mark, aún poco acostumbrado a la luz.     

—No tengo nada que pensar. —negó, pasando un brazo por los hombros de Hae y acercándolo a él.— Y no me da asco tocarlo, es una persona como todos aquí... Aunque en realidad no es como todos, ¡Porque los que dan asco son ustedes y sus inventos absurdos!

El hombre largó un suspiro, negando como si realmente le diera pena que Mark pensara así, pero la verdad es que le daba igual. Total, no tenía poder alguno allí.

—No digas que no te lo advertí... —movió su mano, llamando a los hombres que lo acompañaban.      

—¡Me importa una mierda! —abrazó más fuerte de forma protectora a Hae. 
  
—Denle su merecido y quítenle la ropa. —ordenó. 
      
Los tipos asintieron y bajaron las escaleras tronando sus dedos, con cara de que iban a disfrutar aquello. Como si estuvieran entrando al ring.        

—No. —exclamó Hae, asustado con lo que pasaba y se aferró a Mark con la poca fuerza que tenía.

Mark se alejó de Haechan para que no le hicieran nada, pero aún así no pudo evitar que los alejaran de un tirón, dejando a Hae en un rincón y llevándose a Mark a otro. Un tercer tipo bajó las escaleras, y entonces supo que no iba a tener chance alguna.

Recibió el primer golpe en su mejilla, defendiéndose de inmediato cuando deposito un puñetazo en aquel tipo, pero eso solo logró que los demás se desataran y se le fueran encima entre los tres.

Hae lloraba en su rincón, sin saber que hacer, sintiéndose inútil. Cerró fuertemente los ojos y tapó sus oídos no queriendo escuchar las quejas de Mark ante la golpiza que estaba recibiendo. Él creía que era alguien bueno, el único, y que no se merecía eso, ¿pero qué podía hacer él?.

Tirado en el suelo con su labio y su nariz sangrando, entre los tres se encargaron de desvestir a Mark, dejándolo sin nada. Había sido fácil, pues ahora todo le dolía y aún le faltaba un poco el oxígeno a causa de los golpes en su abdomen. Solo rogaba que no le hubieran roto nada.

Tomaron todas las cosas que Mark había llevado y finalmente se fueron, dejándolos solo de nuevo, pero esta vez completamente a oscuras.

Mark se quejó apoyándose en un codo mientras su cuerpo temblaba levemente del frío que hacia ahí. Sentía lo viscoso de la mugre en su piel, pero era lo que menos le importaba. Todo su cuerpo comenzaba a doler aún más ahora que comenzaba a relajarse y a dejar de estar tenso. Esos malditos se la iban a pagar.

Entonces, se percató de algo; Hae aun lloraba en su rincón.

—No llores, no les des el gusto de estar triste. ¿Dónde estás? —dijo Mark, casi sin aliento.

Escuchó como Hae se acercaba casi corriendo a su lado y se echaba junto a él para luego abrazarlo. Sus lágrimas cayeron en el pecho de Mark mientras buscaba el calor de su cuerpo. Al oficial no le sorprendió que lo abrazara, al contrario, le correspondió el gesto. Odiaba la situación en la que estaba aquel chico, quería consolarlo aunque le costara hasta la existencia en aquel momento.

—Ya no sigas llorando. —le pidió Mark.

Hae simplemente siguió sollozando y abrazándolo hasta que se le pasó, quedando no solo en completa oscuridad, sino también, en completo silencio. Solo sus respiraciones se escuchaban y el cuerpo del otro era lo único que tenían para taparse.

—No me hicieron nada, no te preocupes. —volvió a hablar Mark.— Mírale el lado bueno, ahora te haré compañía y no te sentirás sólo.

—¿Mark ahora feo? —dijo Hae.

—Si, ahora soy feo. —no pudo evitar sonreír. Que hablara así le daba ternura. Sintió que la mano de Hae se deslizaba por su pecho, tocándolo sin descaro alguno, entonces recordó que estaban sin ropa.— ¿Por qué tocas? —pero estaba consciente de que quizá el chico nunca había visto ni tocado a otra persona sin nada.

—Mmm.. —parecía pensar, pero no dijo nada, muy concentrado en lo suyo.

Hae pasó sus dedos por los abdominales de Mark, sintiendo como sus músculos se tensaban bajo su tacto. Eso le sorprendió, él no tenía así su pancita.
Mark apretó los labios pero no dijo nada, manteniendo cerrados los ojos. Sintió la mano de Hae bajar y suspiró aliviado cuando esta llegó a su pierna y no a otras zonas. Definitivamente no lo dejaría tocar ahí.

Por su parte, aquel contacto resultaba completamente nuevo e inocente para Hae. Sentía completa curiosidad por tocar su masculinidad, pues al final Mark era como él, más no lo hizo. Todo lo que sabía es que por ahí se hacía pipí y la sola idea se le hacía un poco mala, así que prefirió dejar de explorar para volver a abrazar al oficial, sintiéndose protegido entre sus fuertes brazos.
Mantuvo su cabeza apoyada en el pecho de Mark, y aunque no sabía que era, le gustaba escuchar aquel latido dentro de él. Otra cosa nueva para él.

—¿Por qué tocas tanto? —preguntó Mark, luego de otro rato de silencio. Comenzaba a sentirse cansado, pero no quería dormir en ese lugar, debía estar atento.

Hae en cambio, estaba bien despierto. Las personas en aislamiento podían durar hasta 32 horas sin dormir.

—Mark... ¿Frío?

—Un poco, pero estas muy cerca así que nos ayudamos a pasarlo mutuamente.

—Mark no es feo...

—Tú tampoco eres feo.  No le hagas caso a los que digan eso.

Hae se quedó un instante sin decir nada, como si estuviera pensando: —¿Qué es Hae?

—Mmm... Hae es lindo, Hae es bueno.

—¿Lindo? —dijo algo sorprendido. Él tenía otra visión sobre lo que era.

—Si, bueno, eso es cuando una persona es muy buena e inocente. —sonrió levemente.— ¿Soy lindo? —seguía sin poder evitar sentir ternura, aunque su cuerpo entero doliera.

Hae asintió, recostado prácticamente en su pecho. No parecía querer moverse de allí. En cambio Mark no dejaba de pensar en que iba a hacer ahora. Literalmente no tenía nada y hasta estaba débil por aquella golpiza. Solo esperaba que Renjun estuviera bien y notará que los planes no habían salido como esperaban. Mantenía la esperanza de que ese no iba a ser su final, ni para él, ni para Hae.

Escape de Omelas - MarkhyuckDonde viven las historias. Descúbrelo ahora