19

179 28 0
                                    

—Tengo que pensar de que voy a trabajar. —dijo Jeno.

—Si, tienes que trabajar mucho para mantener a nuestros hijos, pero vamos a casarnos antes. —dijo Jaemin.

—¿Solo yo? Tú también debes trabajar. —frunció el ceño. Si pretendía tenerlo de esclavo estaba equivocado.

—Yo voy a cuidar a nuestros hijos y a mantener lindo nuestro hogar.

—No, los dos. —dijo firme.— Además va a ser una casa rodante. Ash, olvidas todo.

—Es que no imagino una casa con ruedas, ¿por qué no puede ser una casa normal?

—Porque con las casas rodantes puedes ir a donde quieras llevando tooodas tus cosas.

—¿Qué es casarse? —preguntó Haechan, que iba escuchando la conversación de los menores.

—Cuando ya amas mucho mucho mucho a alguien y estás seguro de que quieres pasar toda tu vida con esa persona... aunque a veces no es así, pero ese ya es otro tema. —explicó Renjun, mientras llevaba al castaño de la mano.

—Pero a Hae nadie lo ama. —suspiró apenado y observó como aquellos dos se daban tiernos besitos.

Por alguna razón aquello le estaba molestando mucho, por lo que solo se dedicó a seguir observando con detalle las casas. Claro, era envidia. Haechan no sabía lo que era eso, pero sí sabía que quería experimentar lo mismo con Mark.

Nunca se había sentido así. Quería abrazarlo todo el tiempo, admirarlo por siempre y que lo ayudará siempre que necesitara, pues Mark no era solo lindo, sino también muy atento y bueno con él. Eso le gustaba.

Renjun caminaba a la cabeza del grupo, atento a cualquier cosa que pudiera pasar. Desde que habían partido no había tanto caos en las calles, y eso era raro. Sabía que Omelas se llenaba de paz cada vez que Haechan era infeliz, pero el castaño seguía negando que algo le pasara aunque le preguntaba.

En cambio Mark iba último, algo harto de seguir escuchando las absurdas charlas de Jeno y Jaemin. Esos mocosos estaban en otro mundo, completamente ajenos a los problemas que estaban teniendo, pero por sobre todo estaba molesto porque Haechan se había dedicado a ignorarlo durante las horas que llevaban de caminata. Y lo peor es que no entendía el por qué.

—Espero que no llueva. —dijo Renjun, notando que cada vez se ponía más oscuro el cielo.

—¿Llueva? —preguntó Haechan, curioso.

—Cae agua del cielo y todo se hace oscuro por un tiempo. —Haechan hizo una mueca. No podía imaginarse eso.

—Tenemos que buscar un lugar nuevo. La estación está lejos y no creo que lleguemos a tiempo. Si nos agarra la lluvia no será bueno, además no sabemos qué tan fuertes son las tormentas aquí. —ya nada le sorprendía.

—Si, si llueve tendremos que buscar donde quedarnos... de nuevo. —bufó, cansado de tener que avanzar a pie.— Tiene que haber algún modo de avanzar más rápido.

—Bicicletas. —exclamó Jeno.— No vi ninguna, pero podríamos buscar. —Renjun rodó los ojos.— ¿Conoces a alguien que tenga bicicletas? —le preguntó a Jaemin.

—Si, pero está lejos de aquí. —contestó el rubio.

—Creo que es mejor que apresuremos el paso. —dijo Renjun.— Veremos hasta donde llegamos, y si la lluvia o la noche llega, buscamos alguna casa vacía. Y no es por ser malo, pero ahora mismo nos conviene que la ciudad esté tranquila. Cuanto menos gente nos vea, mejor. —Estaba consciente de que esa tranquilidad no era porque sí.

Escape de Omelas - MarkhyuckDonde viven las historias. Descúbrelo ahora