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—Estoy cansada, ¿van a quedarse hasta tarde? —preguntó la tía de Chenle.

Zhong Chele y Lee Jeno eran mejores amigos. Compañeros de escuela, con gustos parecidos, conociéndose desde niños. Se contaban todo y hacían maratón de series siempre que se juntaban. Jugaban videojuegos, eran sociables... nada fuera de lo normal en la vida de ambos.

Tenían un especial gusto por las cosas gore y los creepypastas. De hecho, no era raro ver a Jeno con su remera de Jeff The Killer, importandole poco que le dijeran que así no conseguiría novia o que le llamaran niño rata. Y aunque Chenle era más cuidadoso con las cosas que usaba, no podía evitar ser gran fan de las cosas que le dieran miedo. Porque no era el más valiente, pero la curiosidad mató al gato, ¿no?

Lo bueno de la tía de Chenle es que su departamento quedaba cerca del colegio, y años de amistad había llevado a que sus familias se conocieran lo suficiente como para tener cierto nivel de confianza al dejar ir a los pequeños de un lado a otro, alternando entre sus hogares.

Era miércoles ya de noche. Habían cenado unas deliciosas pizzas caseras junto a un jugo de naranja-banana, y a pesar de haberse levantado temprano, los menores parecían tener las energías al máximo. Muy diferente a la tía, que estaba agotada, y no veía la hora de irse a dormir para descansar como se merecía luego de todo un día de trabajo.

De igual modo, no era la primera vez que aquellos dos se quedaban. De ruidos no iba a quejarse.

—No vamos a molestar. —afirmó Chenle.

—No dejen todas las luces prendidas. —dijo ella.

—Estaremos a oscuras, como se debe para una noche de terror. —dijo Jeno, moviendo sus manos en un intento de crear misterio.

—Será divertido. —dijo Chenle, aunque la mayor parte del tiempo se la pasaba preguntando si lo feo ya había terminado.

—Solo no se acuesten tarde. —avisó su tía, para luego irse a encerrarse a su cuarto.

Los menores no tardaron en volver a la cama y al sofá, desparramando frazadas y almohadas para estar más cómodos. Se quitaron las zapatillas y se acomodaron viendo el televisor, el cual podían conectar a la notebook de Chenle y ver más cómodos lo que quisieran.

Las horas pasaron y el reloj daba las doce de la noche. Era tarde y ya habían visto varios capítulos de la serie favorita de ambos. Aunque aún seguían sin sueño.

—¿Qué vamos a ver ahora? —preguntó Chenle. Pues las mejores cosas por ver se iban acabando, y no tenía ganas de morir en una película barata.

—No sé, algo para que no te duermas... o podemos buscar juegos de invocación en Youtube. —le lanzó una mirada pirada a su amigo.

—El otro día vi uno que se hace en un baño y te aparece un bebé fantasma. ¿Puedes creerlo?

—Ya se cual es, pero no, ese se escucha algo aburrido. Además no me gustan los bebés.

—¿Entonces qué propones?

—Oye, este edificio tiene diez pisos, ¿verdad? —su mejor amigo asintió.— Es perfecto para intentar hacer el juego del ascensor. —alcanzó su mochila, tomando de adentro su cuaderno negro.

—Ah, Jeno no. ¿Sigues con esa idea?

—Obvio si, men. Es interesante. —lo tomó del brazo, moviéndolo en un intento de convencerlo al ver su ceño fruncido. — Lo haremos, confirmaremos que no es verdad y luego veremos lo que quieras, incluso porno.

—No volveré a ver eso contigo. La última vez casi nos ven y me morí de vergüenza. —se levantó de donde estaba sentado, calzando sus zapatillas e ignorando el fanboyeo silencioso de su amigo.

Escape de Omelas - MarkhyuckDonde viven las historias. Descúbrelo ahora