08

177 27 6
                                    

En cuanto se reunieron de nuevo, caminaron rumbo a la casa de Jaemin, que era donde Mark se había estado quedando desde el primer día. Renjun no había encontrado a los niños, y por un lado eso era bueno, porque podía llamar mucho la atención con su uniforme y armas. Necesitaba un cambio de look radical para encajar en Omelas y no levantar sospechas.

Renjun no entendía cómo en un pueblo relativamente pequeño no podía encontrar a dos mocosos. Al final, ambos estaban de acuerdo en que algo no cuadraba en aquel lugar. Hasta daba escalofríos.

—No sabes lo que me pasó cuando fui por mis cosas. —dijo Mark, llevando a Renjun hasta su dormitorio para prestarle ropa.— Seguí a un tipo que le dio de alimentar a algo... algo que tienen encerrado en una especie de sótano. —habló por lo bajo, por las dudas.— Y estoy dispuesto a saber que es, por eso he traído las llaves. —las sacó de donde las tenía escondidas, agitándolas casi en la cara de su compañero.

—¿Estás loco? —frunció el ceño, viendo como Mark sacaba unas prendas cualquiera de su placa y se las daba.— Eso no nos importa. Agarramos al mocoso y nos vamos.

—Ya me conoces, Renjun, estos tipos están locos y no me voy de aquí hasta saber que tienen allá abajo. Seguro es algo con vida porque hasta lo alimentan.

—¿Si estás consciente de cómo llegamos aquí? Quizás y esto ni es real y tú queriendo averiguar cosas.

—Real o no quiero saber que diablos hay ahí abajo. —lo miró.— No pretendo que me entiendas, de verdad algo ahí abajo me está llamando y no puedo irme ignorándolo. —llevó una mano a su pecho— Es extraño, pero siento la necesidad de ir...

—Por Dios, ¿Y si hay algo que no debes ver?

—¿Estás conmigo en esto o no? —exclamó, algo frustrado de que Renjun no le entendiera. Bufo al mismo tiempo que él.— De todas formas vamos a terminar largándonos de aquí.

—Lo estoy, claro que lo estoy. Por tu culpa cruce un portal mágico en un ascensor. —comenzó a quitarse el uniforme.— Si salimos vivos de esto me debes un viaje a Disney.

—No te pongas de cursi, se me pega lo gay. Mejor vístete.

Mark se encargó de esconder muy bien las armas de ambos, mientras Renjun se despojaba de su uniforme de policía para usar aquella ropa ridícula y colorida que a ninguno de los dos le gustaba. El menor ahogó una risa en cuanto vio a Renjun como si fuera un turista en Hawai, recibiendo una mirada de molestia de parte del mayor.

—Si tuviera mi celular te tomaría una foto y luego la difundiría por toda la jefatura. —dijo Mark. Ganas no le faltaban.

—Cállate. —gruñó.

Mark observó por la ventana de su cuarto en cuanto escuchó un par de voces conocidas. Jeno y Jaemin iban llegando con un algodón de azúcar cada uno. Mientras ellos siguieran juntos, iban a tener a Jeno vigilado siempre. De algún u otro modo se las arreglarían para llevárselo.

—No vamos a decir los motivos por los que estás aquí. —dijo Mark— Jaemin correrá a decirle a su papá porque no quiere que Jeno se vaya y eso no nos conviene. Haremos como si eres uno nuevo en la ciudad.

—¿El nuevo? —preguntó Renjun, más perdido que turco en la niebla.

—Ash, tú solo sígueme la corriente. —salió del cuarto, seguido de Renjun .

Bajaron las escaleras con aire fresco, como si nada pasara, como si todo fuera felicidad, tal y como debía ser en Omelas. Por supuesto los jóvenes nada sospechaban, pero se les hacía raro ver a alguien nuevo en la casa. No sabían quién era.

Escape de Omelas - MarkhyuckDonde viven las historias. Descúbrelo ahora