D I E C I N U E V E

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—Quedate quieto— dijo Pepper, con algunos bombones en su mano lanzandolos justo a la boca de Tony para que este los atrapara con su boca.

Bruce daba vueltas en una silla giratoria con una muy pequeña sonrisa.

Aquellos adolescentes estaban en una sala de descanso de las instalaciones de Shield, Howard no los quería en casa molestando a María, su mujer estaba enferma y no quería que se esforzara tanto en cumplir los caprichos de esos niños.

—Bruce, a laboratorio con Pym, Pepper, a Recursos Humanos con Hills y Tony... Tú vas a elaborar armamento con Margaret Carter— dijo Howard, con una voz escencialmente amenazadora al final.

Los adolescentes se miraron entre sí.

—Ve a dormir un poco, abuelo— soltó Tony mordazmente.

Se levantó bostezando y estirándose, pero antes de que pudiera llegar a la salida, Steve Roger lo tomó por el cuello de la camisa.

—De acuerdo, será por las malas— Howard sonrió.

Sam y Bucky entraron detrás de Steve, Bucky con Bruce y Sam con Pepper.

—Yo puedo caminar, sola, gracias— le advirtió Pepper a Sam, como una amenaza.

Bucky se mantuvo a una buena distancia de Bruce, mientras el menor se veía incómodo y caminaba a donde antes Howard le había dicho.

—Sueltame o gritaré, anciano, yo grito muy fuerte— dijo Tony con molestia, al ver que Steve no lo soltaba gritó—. AYUDA, UN HOMBRE AL QUE YA SE LE BAJA LA PRESIÓN ME QUIERE TOCAR INDEBIDAMENTE— Steve hizo una mueca y lo soltó por fin.

Tony tropezó un poco y se puso firma, arreglando su saco, sacudiendolo como si tuviera polvo.

—Vete ya— dijo Howard mordazmente.

Tony alzó las manos y sonrió fastidiado.

—Bien, bien, iré pero que no me toquen, porque a la próxima le morderé la mano— dijo el Omega de apellido Stark.

Steve lo vio irse, y una sonrisa leve se formó en su rostro.

—No mire de esa manera a mi hijo, capitán— Howard se quejó.

Steve dejó de sonreír y fue detrás del adolescente que no paraba de quejarse de las instalaciones y de la basura de comida que había.

[...]

Horas, al menos dos horas habían pasado para que Anthony tomara el liderazgo del laboratorio de armas, había creado algunos pequeños aparatos especiales disfrazados de pulcera, al menos el prototipo. Estaba explicando todo muy fácil, tanto, que Margaret Carter soltó una risa al ver lo ingenioso que era el menor.

—Metal, pueden usar cuerdas de ese material— propuso Tony.

—Eso es estúpido— replicó alguien.

—Tus propuedtas son estúpidas, yo llevo un día aquí y sé desarrollar el arma de una caricatura— se burló Tony, sonrió al ver que todos lo veían confundido—. ¿Le leyenda de Korra? ¿Las cuerdas de metal de Beifong?— preguntó, pero nadie lograba comprenderlo.

Tony se burló más.

—Ancianos— dijo refiriendose a todos, aunque volteó a ver a Peggy y le sonrió, como si dijera "Todos menos tú".

Solo Tony era capaz de sacar la idea de un arma de una caricatura y hacerlo realidad, Steve sonrió por eso.

Pasaron días, Tony cada vez visitaba más Shield, no era el único, Bruce había encontrado su pasión por la química y estar con Pym solo lo hacía querer trabajar más duro para impresionar al científico, Pepper le gustaba recursos humanos, despedir, contratar y gritarle a la gente era su nuevo hobby, y Tony, Tony amaba crear cosas, armar y desarmar.

Moviendo algunos papeles el niño encontró unos planos, una forma circular.

¿Qué demonios era el vibranium y por qué esos olanos tenían el nombre de su padre? Tony tomó los papeles azules, dándose cuenta que eran para un escudo.

Cerró los planos y corrió hacia Margaret Carter, sus ojos estaban iluminados, ¿Un escudo incapaz de romperse? Aquello solo llamaba más su atención.

—Peggy, Peggy— llamó a la mujer con un tono de emoción.

Margaret puso toda su atención en el adolescente, sentándose y viéndolo con una sonrisa.

—¿Si, Anthony?— preguntó ella, viendo aquellos planos viejos y alguna vez abandonados por Howard y Steve.

—¿Un escudo irrompible? ¿Vibranium? Quiero esto, no necesito hacer otra cosa que no sea esto— pidió el menor, sintiéndose emosionado por la idea, saltando en su lugar como un niño.

Margaret sonrió, y suspiró.

Era una gran sorpresa que Tony quisiera ese peoyecto.

—El vibranium es un meta muy resistente, no indestructible, pero si soportaría tantas cosas— le explicó margaret—. Tu padre quiso hacerlo, pero no quisimos arriesgar el único pedazo de vibranium que tenemos— dijo la Alfa.

Tony sonrió de una manera especial.

Tres días y tres noches, no durmió mucho, se alimentó a base de hamburguesas y los tés calientes de Jarvis.

Tres días y un curso de diseño gráfico.

Un escudo perfectamente redondo, con el escudo de América. Tony Stark había logrado algo impresionante.

—Estamos en Alaska, por qué Estados Unidos?— preguntó Margaret, viendo el diseño de este mismo.

—Porque Steve es de Brooklyn— soltó Tony sin pensarlo realmente.

Cuando se dio cuenta quitó su sonrisa.

—Espera, no-...

—¿El escudo es para el capitán Rogers?— la Alfa pareció burlarse.

Tony no dijo nada, pero sacó los planos.

—Es que el escudo iba para él— dijo, como si estuviera molesto de que Peggy quisiera insinuar algo mas—. No importa, dáselo y ya— dijo, fingiendo desinterés.

Peggy negó.

—Aqui el unico que va a entregar ese escudo... Eres tú, pequeño.

Esa Alfa, tan sabia pero tan fría y divertida.

Tony tenía tanto oegullo, pero seguía siendo un niño que amaba recibir halagos por su trabajo, y en ese momento no era la excepción.

—¿Un regalo para tu alfa?— preguntó Pepper.

Tony la calló con una mano

—No es mi jodido alfa.

Protector [Stony]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora