S I E T E

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2 años después...

Tony miró el tablero de ajedrez con una sonrisa en su rostro, delante de él estaba un chico de preparatoria preparado para ganar, lo que no sabía el pobre chico es que Tony a su corta edad ya era todo un maldito genio.

—Jaque Mate en ocho movimientos— susurró Bruce para nada sorprendido ante el conocimiento de su amigo, ya que, por favor, había conocido a Tony hace más de 2 años.

El chico de preparatoria miró sorprendido la jugada, tratando de buscar el error con desespero que había cometido, por el contrario, Tony bajó de su silla alta como pudo y caminó hacia Bruce, volviendo a tomar de su malteada que le había entregado Bruce.

—Buena jugada, te felicito— habló Tony con amabilidad hacia el mayor, se despidió con su pequeña mano y salió de la sala dejando sorprendido a los presentes.

Ambos omegas caminaron por los grandes pasillos del internado tomando ambos sus bebidas de fresas, todos saludaban a Tony y él les devolvía la sonrisa. Tony se había ganado el respeto y el cariño de mucho, su forma de hablar, sus sentimientos, su humor y su hermosura captaban a cualquier persona, era inteligente y sin presumir, mostraba sus buenos modales ante todos y ayudaba sin esperar a recibir algo a cambio.

Cuando él y Bruce llegaron al comedor de la institución, recibió muchos saludos de grados superiores o inferiores, Tony saludó a todos y como ese día era Miércoles, se sentó en el club de debate.

—¿Entonces dices que Alexander Hamilton hizo bien en negarles la ayuda a Francia, siendo que podían evitar muchos conflictos?— Gamora, una chica muy ruda, una alfa muy fuerte y segura de todo.

Peter Quill iba a hablar hasta que Tony apareció.

—Si, porque aún así Francia terminaría odiandonos, además, si hubiéramos ofrecido esa ayuda con la que no contábamos ni nosotros entonces ahora nuestro país estaría arruinado— defendió el estadounidense.

Gamora, que era de Florida, soltó un pequeño gruñido y se volteó hacia otro lado, mirando como el gran Tony Stark tomaba asiento a lado de Quill, saludando a todos con una sonrisa mientras bebía de su malteada de fresa.

—Hola, Tony— habló Peter, saludando al chico con una mano.

—¿Qué tal, StarLord?— preguntó Tony, recordando el apodo con el que Quill se había autonombrado a los nueve años cuando entró al club.

El castaño abrió los ojos con sorpresa y sonrió, nunca nadie le había llamado así y ahora se encontraba feliz ante el apodo del Omega.

—Lo recordaste— exclamó feliz el beta, abrazando al chico—. Muchas gracias— susurró separándose y volviendo a su comida.

Bruce acomodó sus lentes sin decir nada, bebió de su malteada de chocolate y relamió su bigote.

Bruce era alguien especial, casi no decía o sentía nada, todo su día se la pasaba con Tony, hasta compartían cuarto. Al contrario de Tony, a Bruce casi nadie lo notaba, pero aún así Tony lo quería como su mejor amigo... Oh bueno...

Un estruendo se escuchó en todo el comedor, todos voltearon hacia el centro donde un chico había sido empujado con todo y su bandeja al piso. Tony suspiró al ver a Víctor VonDoom riendo, él era de los idiotas de último año, y parecía, a la vista de Tony, no tener nada más importante que hacer que molestar a años inferiores.

Tony frunció su ceño molesto al ver como nadie se levantaba a ayudar al chico en el piso, Quill trató de detenerlo pero Anthony ya a había corrido hacia el chico.

—¡Hey!— exclamó Tony molesto, llamando la atención de Víctor. El mayor proveniente de Latveria giró con su cuerpo al escuchar el pequeño gritó e hizo una mueca al no ver nada, después, su vista bajó un poco y pudo ver a un Omega realmente hermoso, ¿Acaso era una declaración de amor? Wah, que no le importaría si no amaba al chico con tal de tener esos bellos ojos con él—. ¿Qué te da el maldito derecho de molestar a alguien de ese modo?— encaró el Omega mientras ayudaba al chico con preocupación, dándole una mirada que podía verse claramente un: "estás bien".

Protector [Stony]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora