Capítulo 15

84 12 0
                                    

Rachell

Ya cinco años lejos de Alek, han sido de mucho entendimiento. Tres años dormida y dos años más de recuperación.

Durante estos dos años he retomado el entrenamiento con mi padre. Sebasthian se la ha pasado dedicando cada segundo de su tiempo a  mis poderes y fuerza, ahora soy aún más fuerte, de mente y cuerpo, pero.. Él dice que todavía me falta mucho.

Mis poderes no han resucitado del todo.

Si es así, ¿cuánto poder puede llegar a desbordar? Aunque, mi padre me enseña hasta cierto punto, ya que él no quiere que mi lado oscuro  despierte.

No habrá nada ni nadie que me detenga.

Y no voy a mentir, también le temo a ello. Tampoco quiero el caos y la destrucción para los míos.

—Papá.. —llamó su atención, él me sonríe y sé acomoda sus anteojos, suelta su largo cabello de la coleta que se había hecho, lo miró sería —, sí mi lado oscuro resucita y no me puedo controlar, ¡matame! —le exijo, él abre sus ojos, su mirada se cristaliza —Ese será  mi último deseo.

—No sería capaz de matar a uno de mis hijos ¡¡Cómo me puedes pedir eso!! Además, estamos trabajando en ello, tú vivirás — una de sus lágrimas se le escapa de sus ojos, él se limpia rápidamente, pero yo lo he visto, coloco mi mano en su mejilla, él se asombra —No soy capaz Rachell, no me pidas lo imposible, apenas te recuperamos, ni siquiera te hemos disfrutado de bebé, y ahora... —su voz se comienza a quebrar.

—Sé que eres capaz, yo no sería capaz de verlos desaparecer por mi culpa, por favor papá, te lo pido, es el deseo de una de tus hijas

—Rachell..

—Sé muy bien que, lo que te pido es horrible, hasta imposible de hacer pero, es lo mejor para todos, hasta para los humanos, papá ¿No lo crees?. —lo medita por un buen rato hasta que…

—Sedere ante tu orden —de mis manos sale una  daga, la única daga de plata con un gran cuarzo rojo, que me podría matar, la había terminado, seguí al pie de la letra todo lo que papá me había dicho y me contaba. —Esto es... — él la tomó entre sus manos.

—Lo que te ayudará en caso de que yo no... —él me abraza, con su magia oculta la daga.

—Sé que eso no pasará hija, por eso trabajamos juntos en esto

—Lo se papá. Gracias. —ambos nos sonreímos.

Pasados unos meses, ya me sentía mucho mejor, mis poderes estaban más estables y ya podía viajar por dimensiones, hasta crear una, pero eso sí, por cada manejo de este tipo de poder debía descansar por lo menos dos meses, hasta que mi cuerpo se acostumbre.

Me dirijo a mi baño y me acomodo un poco, decidí colocarme un vestido verde militar, que resaltaba un poco  mis ojos.

Me coloco  una sola media velada del mismo color en mi pierna derecha, aunque un poco más clara, y de mi otro pie tenía muchos de mis amuletos, no podía quitarme ninguno de ellos, había uno que mi padre y yo  trabajamos para mantener ese lado oscuro dormido.

Me acomodo mi cabello y listo, me veo bien.

Cierro las puertas y ventanas de mi habitación y comienzo hacer un conjuro para poder viajar, necesito investigar algo que me ha tenido aturdida y desesperada.

Pero... No puedo pensar bien, me tiene muy  confundía.

El brillo ilumina mi habitación hasta hacerme tele transportar a lo que sería un parque, me encaramó al árbol y espero algún movimiento, me bajo de este y caminó con tranquilidad.

La Maldición ©. (+18) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora