Capítulo 04

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Rachell

Me lanza con fuerza hacia donde estaban aquellas personas, mi cuerpo comienza a temblar, me levanto con dificultad, mi cuerpo está muy pesado, me siento débil, siento que mi cuerpo entraré en un colapso en algún corto segundo, un fuerte calor me invade.

Me paro miro mal a todo el mundo. Mis manos comienzan a temblar. Mis uñas comienzan a salir, ¿qué es esto que estoy experimentando?, las personas comienzan a acercarse a mi, estas siendo manipulados, no creo que alguien en su sano juicio se acerca a una persona como yo en este estado, pero que más daba, mis sentidos me comienzan a dominar. Sonrió de medio lado, ellos no desean morir están sanos, pero están bajo el hipnotismo de aquel hombre.

Al igual que yo. ¡No!, aquel hombre no me ha hecho nada, solo me trajo la...

-Cena..

Comienzo a matarlos, la sangre de sus cuerpos invade mi cuerpo; aquellos diez humanos estaban muertos en esa mesa, en aquel comedor, ya no estaban con vida, miró mis manos, comienzo a temblar, mis lágrimas salen sin control, veo una puerta abierta y corro hacia esta, ahora lo entiendo, soy una de ellos, y querían que yo me diera cuenta, pero que manera de decirme las cosas, no soy especial, ya lo sé, soy un maldito demonio como ellos, ¡que asco! No deseo esto. Yo.... Yo no quiero estar aquí..

Comienzo a correr sin control alguno, hasta llegar a un enorme lago y caer de rodilla, empuño mis manos en el césped, me siento sucia por haberme excedido ante aquella orden.

-¿Y ahora meditas? -pego un pequeño brinco, no esperaba encontrarlo aquí - Hueles mal, ve al agua -de un empujón con su pie me tira al lago. ¡Pero quién se cree este idiota!.

-Maldito hijo de puta -le gritó después de haber salido del agua.

-Maldito, ya estoy. -camina como si nada por el enorme jardín. Bufo, esta gente no es normal. Los detesto.

........

Alek

Que ridículos son en ponerse en esta situación con aquella chica y...

-¡Y ahora a qué juegan! -frunzo mi ceño -COMPÓRTENSE DE UNA VEZ - mi grito resonó en toda la casa, todo sueltan aquel chico que se ve que es más fuerte que todos los que lo sostienen, aunque ya lo sabía y mi padre... estaba sentado divirtiéndose con todo lo que estaba pasando - ENCIERRALO EN EL CALABOZO ¡Y TU! -señaló a mi primo -Espero que sepas lo que haces, por que me estas desesperando, no vaya ser que seas alimento para mis panteras.

Comienzo a subir las escaleras hasta encerrarme en mi habitación. Cuánto descontrol ocasiona una simple inmortal, por que de humana no tiene nada, su olor cambia mucho, sabe cómo disimular ser un demonio, es un demonio de muy bajo rango, ¡que asco!, además aquel chico se ve que lo domina bien.

Él sí es uno de rango alto, debe ser su maestro y amante.

¡De lo que se pegan!

Tome una ducha para relajarme un rato, tuve un día bastante movido, debía salvar vidas, mi profesión me lo dicta, además..

Siempre he querido ser doctor, aunque lo haga a espaldas de mi familia, ellos no deben saber lo que hago siempre, además soy yo el que manda en esta casa, y en todo el reino.

Tiro mi cabeza para atrás, dejó que las gotas de agua bajarán delicadamente por mis músculos, suspiro fuertemente, me estoy desesperando, frunzo mi ceño.

¡Ni una ducha me puedo tomar en paz, en esta casa!

Me paro de la bañera bastante alterado, me coloco la toalla en mi cintura y salgo así a ver ¡Qué carajos estaba pasando!.

La Maldición ©. (+18) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora