t r e c e (13)

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GSoul en multimedia - disfruten.


—Vamos, Yoongi. No puedes seguir desmayándote de esta manera cada vez que Sunghye entre en escena— Namjoon exhala, mirándome con reproche al lado de mi cama.

Mantengo el trapo con alcohol contra mi nariz, intentando que el penetrante olor estabilice mis mareados sentidos. Sólo, bufo por lo bajo. Seokjin se mantiene en el umbral de la puerta de mi habitación, mirando hacia mis enormes ventanales.

—No lo hago adrede— murmuro, con ronca voz.

—No creo que sea buena idea que vaya a la fiesta de navidad de Gayeon mañana si se siente así, doctor Min— Seokjin continúa manteniendo esos honoríficos conmigo.

Supongo que intenta volver a delimitar esa línea de comodidad, luego de su manera de tratarme al verme de nuevo.

Ruedo mis ojos, sintiéndome tan patético por estas reacciones de mi cuerpo. La doctora Park sí me advirtió que estímulos agresivos podrían desestabilizar mi cerebro y este buscaría apagarse como un mecanismo de seguridad. Lo había visto pasar millones de veces con mis pacientes más críticos. Pero nunca me imaginé tener que pasar por tal situación en carne propia.

Con la muerte de mi hermano me sucedía. Cualquier estímulo, pasivo, directo o indirecto, que bastaran para desencadenar los recuerdos, hacían que mi cerebro quisiera apagarse. Creía entenderlo, consideré que era algo temporal. Como doctor y psiquiatra he estudiado y tratado de entender la fisiología y química del cerebro humano.

Cómo reacciona a estímulos, cómo actúa al momento de altos impactos de estrés. Muchas personas tienen el vago concepto de que el cerebro existe y ya, un órgano más del cuerpo.

Pero no es así. Él es un egoísta, narcisista, que no le interesa salvaguardar a otro que no sea él mismo. Siempre que se vea en riesgo, apagará todos los sistemas a su alrededor para priorizar su seguridad. Y ante tales choques químicos, claro que me apagará como computadora sobre calentada.

Siento como Namjoon se sienta el bordillo de la cama, exhalando con fuerza. Esta vez no perdí el conocimiento por completo, sólo se me nubló la vista y me fallaron las piernas. Namjoon y Seokjin me trajeron a rastras hasta mi cama, hasta que el aura en mi mirada desapareció y pude ver de nuevo con claridad.

—¿Por qué le respondiste eso a Sunghye si sabes que aún no estás estable para verla, Yoongi? — Namjoon insiste.

Me siento cada vez más estúpido y miserable. Es cierto, no estoy en condiciones para intentar aclarar las cosas con ella. No tengo aún la estabilidad mental como para no volver a encontrarme con el suelo al tenerla cerca.

Dejo salir toda la frustración que me domina, pataleando entre las sábanas. Escucho a Namjoon intentar no reírse, pero sé que debo ser un espectáculo.

—¡No lo sé! ¡Entré en pánico! Vi su hola, vi que estaba en línea, y mis antiguos hábitos tomaron el control de mi raciocinio— lloriqueo—. Cuando me di cuenta ya le había enviado el mensaje— incremento mi pataleo, como si fuera un crío, girando de lado a lado en la cama—. ¿Ahora qué hago? No puedo huir. Quiero, pero no debo. Tampoco puedo faltar mañana porque también se lo prometí a mi abuelo.

Seokjin suelta una risa incrédula por lo bajo.

—¿Realmente tienes 33 años y eres un ilustre doctor? — masculla.

—Mi alma se siente de 22 años, Seokjin— espeto, en una clara quejica.

Él y Namjoon cruzan miradas, y sé que están pesando que perdí la cabeza por completo.

Redención; Min Yoongi [Segundo Libro de Extrema Obsesión] [TERMINADA] ✅Donde viven las historias. Descúbrelo ahora