c u a t r o (4)

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Namjoon no deja de mirarme como si yo fuese un fantasma o una aparición de sus sueños.

No tengo a donde escapar, pues, luego de que corriera despavoridamente de la tienda, cuando Seokjin y él comenzaron a bombardearme con preguntas, me trajeron al auto de ellos muy amablemente- nótese el sarcasmo-. Me invitaron a sentarme en el asiento trasero – como un secuestro- y cerraron los seguros para que el aire exterior frío no nos fastidiase- y yo no pueda escapar-.

Seokjin no ha dejado de quejarse por lo bajo, ya que Namjoon le suplicó que no le dijera nada a nadie de mí, y ahora el joven muchacho que ha sido el compañero de mi viejo mejor amigo por estos últimos años debe inventar excusas por alguien que de seguro odia.

Debe inventarle excusas a ella.

—Listo, ya fui lo suficientemente convincente— espeta Seokjin de mala gana, lanzando su teléfono a la guantera, evitando hacer contacto visual conmigo al girarse sobre sí y mirarnos por encima de su hombro—. ¿Nos quedaremos aquí, o el espectro en el asiento trasero junto a ti tiene una mejor idea para que tú y él puedan conversar?

El desprecio en su voz es más que tangible, su incapacidad de hacer contacto visual conmigo agrega más fuerza a la densidad del odio que su tono desperdiga. No sé qué hacer o qué decir. Sólo puedo agachar mi mirada y esconderme.

—¿Hay algún lugar donde te sientas cómodo para hablar con nosotros, Yoongi? — pregunta Nam, tranquilo. Su voz es baja y calmada, totalmente diferente a como Seokjin se expresó—. Entiendo que no quieres que nadie te vea, mucho menos Sung-

—Tengo un apartamento— interrumpo abruptamente antes de que siquiera Namjoon pueda terminar de articular ese nombre. Extiendo mi mano, pidiendo el teléfono de Namjoon para indicarle la dirección por Maps—. Queda un poco lejos de aquí, pero es lo único que se me ocurre...— regreso el teléfono a Namjoon con el nombre de la dirección que anoté antes de salir, sin mirarlo—. Tampoco sé cómo llegar en auto... apenas acabo de mudarme.

—Ah, los fantasmas sí pueden comunicarse, al parecer— sisea con amargura Seokjin, encendiendo el auto para salir del estacionamiento.

No paso por alto el doble sentido de Seokjin, no sé qué decirle.

Porque... estoy paralizado. Y sé que un ataque de pánico me está acechando.

Lo he estado controlando, pero ha estado creciendo en mi interior desde que la vi. A ella.

El nudo en mi garganta.

Lo tenso que tengo el estómago.

Mi pecho arde densamente, y mis manos no dejan de temblar.

Poco a poco se ha ido construyendo dentro de mí...

Pero no puedo perder mi control. No puedo regresar todo lo que he avanzado.

Si me quiebro, si tengo un colapso nervioso, regresaré a ese lugar. Volveré a Japón, a la clínica. Tendré que regresar a esa habitación tan fría. 

Estaré solo de nuevo.

Mantengo mi vista desviada, mirando por la ventana, clavando mis uñas en mi piel para poder mantener la calma. Sin embargo, por el reojo puedo ver como Namjoon no ha dejado de mirarme.

Supongo que no sabe qué decir, o qué preguntarme. Capaz ni entiende qué está sucediendo, y lo menos que quiero es comenzar la conversación. Pero, hay algo que no ha dejado de atormentarme; no ha abandonado mi mente desde que nos topamos en el centro comercial.

¿Por qué me dio por muerto?

Sé que Taemin y mi abuelo evitaron divulgar mucho mi paradero, la doctora Park me explicó que sólo los cercanos a mí sabían la verdad. Que Taemin se había encargado de ello. Pero, ¿Esta fue su manera de lidiar con la situación? 

Redención; Min Yoongi [Segundo Libro de Extrema Obsesión] [TERMINADA] ✅Donde viven las historias. Descúbrelo ahora