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—¿Y por qué haces eso por él?.— Preguntó Maddie tratando de comprender la situación.

—¿Es que no es obvio?.—Le dijo Maya agitando las manos.

—Se gustan mucho.—Dijo de nuevo haciendo énfasis en la última palabra.

Me pasé las manos por la cara, con ganas de llorar, no le veía el final a esta situación y eso me agobiaba mucho.
¿Se suponía que tendría que estar con Ryan toda la vida?, ¿no se cansaba de tener a una chica que no mostraba el menor interés en el, pudiendo tener a la chica que quisiera?.
Y en ese momento supe la clase de egoista que era, y es que el mal rollo que había entre Kay y él, se notaba, se notaba a kilometros, ¿pero en serio tenía que joder a la gente de esta manera?

—Ryan es un verdadero gilipollas.—Comentó ella con una mueca de asco.

—¿Y no has probado a hablar con Scott?.—Preguntó April llevando un mechón detras de mi oreja.

—Ni si quiera creo que quiera hablar conmigo después de todo.—Dije cuando una lágrima cayó en mi mano.

—Por favor, es Scott, todos sabemos la pinta de hijo de puta que tiene pero también hemos visto como era contigo, y pondría la mano en el fuego por que el haría todo por tí.—Comentó April de nuevo.

—Cuando algo empieza a doler todo cambia...

(...)

Leo estrujaba mi cara encima de mí haciendo diferentes muecas en el sofá.

—¿Theb estás bien?,—Me preguntó papá, entrando en mi campo de visión.

—Toto...—Señaló Leo a la puerta.

—¿Ha venido?,—Dijo papá con una mueca.

—Sí, pero Lanna no ha tardado en echarlo.

—Y por eso es mi hija adoptiva favorita...

Se sentó junto a nosotros, mientras Leo después de su maravillosa aportación, continuó estrujándome la cara mientras que se reía como un poseso.

—En la vida debes de tener prioridades, pero una de esas debería ser vivir para tí y no para los demás...

Papá..., papá simplemente sabía donde me dolía, cuando y por qué sin la necesidad de que le tuviera que explicar nada.

—Gaetas...—Dijo Leo apuntando a la cocina a punto de una rabieta.

Me levanté con él aún en mis brazos mientras que le daba vueltas a la frase de papá.

Entré a la cocina donde mamá acababa de dejar las galletas recién hechas y limpiaba el desastre que había hecho para hacerlas.

Dejé a Leo en su trona mientras Mamá le explicaba que tenía que soplar por que quemaban un poco, al segundo empezó a soplar y a comer felizmente.

—Deberías escuchar a tu padre.—Me dijo acariciándome la cara cuando empecé a llorar en sus brazos.

(...)


Domingo por la mañana y Ryan ya se había plantado en mi casa, y prácticamente me había sacado de mi casa, con la excusa de que estaba sola y no tenía nada que hacer, así que ahí me encontraba, sentada en las mismas gradas donde semanas atrás tuve uno de los tantos momentos con Kay. Estaba intentando no posar demasiado los ojos sobre el, pero me era imposible, últimamente me era imposible no pensar en que hubiera sido de nosotros si no hubiera aceptado el estúpido trato de Ryan, si sería feliz, una parte de mi sabe que sí, y otra parte de mi intenta autoengañarse, que éramos muy diferentes, que tal vez esto era lo mejor para ambos, pero lo echaba tanto de menos, echaba de menos como era yo con el, como me hacía sentir.

Ryan se dedicó a hacer una serie de pases para hacerse notar entre los demás mientras me miraba y sonreía con sorna, yo intentaba sonreírle falsamente mientras reprimía mis ganas de llorar, pero una lagrima rebelde resbaló por mis mejillas, intenté apartarla rápidamente pero los ojos de Kay habían seguido cada movimiento y lo encontré negando con su cabeza, no sabría como calificar el significado de su mirada, era decepción. Tiró el balón que justo le habia caído en las manos al suelo enfadado, bajé las gradas corriendo en dirección a la salida con mido de tener que enfrentarlo de nuevo, pero las pisadas cada vez se acercaban más a mi y los gritos del entrenador enfadado que decía una y otra vez su apellido desde el momento en el que había decidido salir corriendo detrás de mi. Consiguió alcanzarme sosteniendo mi muñeca obligándome a girarme y enfrentarme a sus ojos.

-¿ Por qué lo haces?.- me dijo simplemente sabiendo que tanto el como yo sabíamos el qué.

-No me lo pongas más difícil por favor.- Le dije casi como un susurro.

- Eres tu la que lo complica, ¿no te das cuenta?.

- Para, por favor, vuelve a tu vida de antes, a cuando yo era invisible para ti, y estabas con todas las chicas del instituto.- El simplemente negó con la cabeza decepcionado por todo lo que había soltado por la boca.

Me soltó la mano pero no se movió ni un milímetro.- Tu nunca has sido invisible.- dijo esta vez para entonces empezar a alejarse y volver por donde había venido, me gire para volver mi camino hasta el coche cuando gritó- ¡Nos podríamos haber comido en mundo Bambi!.- antes de desaparecer. Se me cayó el alma a los pies.

Esperé en la puerta del coche de Ryan hasta que unos minutos después apareció con cara de pocos amigos.-Por qué te has ido y por qué el gilipollas de Khai te ha seguido.- Me dijo tajante cuando llegó a mi altura.

-No te preocupes tu ego y honor de macho siguen intactos,-dije dándole un par de golpecitos en el pecho, automáticamente sin esperar su respuesta me metí en el coche, el imitó mi acción, sabía que no se había quedado conforme con esa respuesta y que más tarde volvería a sacar el tema, pero no le convenía enfadarme más aún, y que sus compañeros vieras que la supuesta relación idílica que se había inventado no era más que eso, una mentira.

Condujo hasta mi casa tras rechazar tajantemente su invitación a comer, obviamente no sse dió por vencido hasta que puse la excusa de que tenía una comida familiar super importante y si me la saltaba mi abuela sería capaz de venir a buscarme. 

-Te recojo esta noche.- Me dijo antes de que entrara en casa.

Efectivamente hoy había una fiesta en una de las discotecas más famosas de la ciudad y mis amigas estaban expresamente avisadas de ir para salvarme en caso de emergencia.


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Hola!!!

Aquí tenéis nuevo capítulo, espero que os guste mucho y me dejéis saber que opináis.

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Cuando la lluvia dejó de arderDonde viven las historias. Descúbrelo ahora