HOOFDSTUK VEERTIEN

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CAPITULO EDITADO

Capitulo 14

Valentino

Semanas más tarde...

El accidente de mi mujer no fue tan grave solo heridas leves y eso me dejó aliviado.

Por otro lado, han pasado dos semanas desde que Yanil está en mi casa por protección de nuevo ya que no han todavía atrapado al hombre que ocasionó el accidente.

Mi futura mujer quiere volver a su apartamento y la comprendo, no es cómodo vivir con el hombre que rechazaste hace dos semanas atrás también quiero que se vaya para que no sienta esa incomodidad y la obligación de estar conmigo.

¿Qué se supone que haga si fue por orden de su padre? Aunque yo sea el rey de la mafia igual tengo miedo al señor Kerr ya que por la edad se tiene que respetar ¿No?

— Valentino — grita mi mujer sacándome de mis pensamientos.

¿Qué será ahora?

Me levanto de mi sillón, salgo de la oficina y me voy hasta la biblioteca.

— ¿Qué sucede? — pregunto con interés y confusión ya que ella está leyendo un libro.

— No quiero estar sola ¿Puedo ir contigo a tu oficina? — pregunta con un puchero en los labios lo cual no me puede resistir, asiento con la cabeza.

— Vamos — es lo único que digo y se levanta de la silla, nos vamos hasta mi oficina, ella se sienta en el sofá, me pongo a ver de nuevo los documentos que tengo en mi escritorio, el silencio se hace presente, por suerte es uno agradable y no uno incomodo.

Levanto mi vista para ver a Yanil concentrada en su libro, me pongo a escanearle por unos segundos y me percato que sigue con su pijama, trago saliva y sacudo mi cabeza, pero mi amigo no entiende eso, me siento avergonzado por ellos ya que no aguanto más.

Me levanto de la silla y me encamino hasta el sofá, Yanil me observa confundida por ello, le saco el libro con suavidad, pongo en unas de las mesitas.

— ¿Qué pasa? — cuestiona con confusión.

— No aguanto más — es lo único que digo antes de besar los labios de esta mujer que me tiene loco, escucho que gime antes de separarnos y vernos fijamente, ella abre sus ojos con asombro todavía.

— Al diablo todo — murmura y une sus labios con los míos de nuevo.

— Me encanta como besas, me encanta todo de ti — admito, nos besamos de nuevo, uno de mis manos se va hacia su parte íntima y meto dos de mis dedos dentro de ella comienzo moverlos y oigo que gime por lo bajo para no ser escuchada por los personales de la casa. Retiro mis dedos cuando se escucha que tocan la puerta del despacho, se queja por lo bajo lo cual me hace sonreír.

Ella es mía, será mi mujer y la reina de esta casa. En algún momento, tendrá que aceptar la realidad.

— Eso no es lo único que te haré, mijn koningin. Espero que tu puerta este abierta esta noche, mijn koningin. Hoy serás mía — murmuro en su oído antes de apartarme de ella para irme de nuevo en mi escritorio. Observo la cara sonrojada mi mujer.

Le encantó lo que le hice, debo admitir que yo también. Quiero que sea mía.

Escuchamos que tocan de nuevo la puerta y ruedo los ojos.

— Adelante — hablo fuerte, Jonathan entra y me entrega los documentos que le pedí que vaya a buscar. Me levanto de nuevo, me voy hasta mi minibar y me pongo en un vaso un poco de Whisky para contener las ganas de hacer mía a Yanil en este instante.

— Tenemos que salir, hubo un inconveniente con unas mercaderías también hay algunas reuniones que tenemos que ir con urgencia — informa y asiento con la cabeza mientras bebo todo mi whisky. Mi mano derecha sale de la oficina sin antes verle de reojo a su hermana menor luego me observa a mí, sonrío. Él se ríe y niega su cabeza.

Quiero matar a este hombre por interrumpirme en este momento y por burlarse de nosotros.

— Nos vemos más tarde, mijn koningin — hablo y ella me agarra mi mano antes de irme.

— Cuídate mucho, Valentino — es lo único que dice, me suelta la mano y beso sus labios.

— Así que mi hermana y tu...— corto sus palabras.

— No hemos hablamos nada aún — aclaro y asiente con la cabeza, se mantiene callado.

Tengo otro método de conquistar a esta mujer, en realidad, tengo varios planes en mente, creo que esta vez funcionará.

Mi mano derecha arranca el auto y nos vamos a nuestro destino.

Horas más tarde...

Las cosas se complicaron en la última reunión así que llamo a unos de mis hombres para que nos lleve a la mansión y nos curen las heridas, por suerte, no son graves.

Observo que el hombre viene y nos mira horrorizado por nuestra situación.

— Espero que la señorita Yanil no infarte cuando los vea así — murmura con preocupación.

— Todos esperamos eso — decimos Jonathan y yo al mismo tiempo.

El Rey de la Mafia (#4 P.M)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora