Prólogo

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Todo se volvió confuso. Sentía que mi corazón latía demasiado rápido, mi ansiedad creció y me lastimaba, porque la verdad era punzante. Y ahora la muerte buscaba una mano, mi mano para que la ayudara. Quería morir y algo me decía que estaba mal; quizás, pero en alguna parte de mi conciencia me gritaba, que morir era su única salida. Pero no podía ser así. Yo tenía piedad, tenía la suficiente fuerza para no hacerlo.

Pero parecía que morir era su única salida, su vía de escapé para su tormento. No deseaba salir de su mundo de oscuridad y de su cruel y vil pasado. Quería la muerte, siendo yo su verdugo, manchándome las manos con su sangre y dejar de existir. ¿Cómo era capaz de pedirme algo así?, aunque era mi familia, podía entender. Al final se atrevió a decir la verdad de mi origen y el de mi sorella, porque mi madre nunca lo hizo. Ella —nuestra madre—, vivió con miedo de contarnos la verdad, y murió llevándose sus secretos a la tumba. Y finalmente, lo supe, entendí todo y me rompí. Algo dentro de mí lloro por el sufrimiento de los fantasmas del pasado.

Y tuve miedo, porque estaba por cambiar,  al igual que el pasado estaba por llegar justo como lo había hecho hacía tanto tiempo. Todo lo que había conocido cambio y también para mí familia. Todos nos habíamos involucrado con algo, más allá de nuestro control.

Solo era el principio de algo más, que solo era la muestra para nosotros. Pero ¿qué podíamos hacer?, ¿cómo lograríamos evitar la muerte? ¿Cómo evadir ese futuro? O ¿esperar que llegara ese día? Quizás, o que un milagro nos salvara del inminente final.

 Pero ¿qué podíamos hacer?, ¿cómo lograríamos evitar la muerte? ¿Cómo evadir ese futuro? O ¿esperar que llegara ese día? Quizás, o que un milagro nos salvara del inminente final

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Sorella = Hermana, en italiano

Las Dos Caras de la Luna © ✓Donde viven las historias. Descúbrelo ahora