Capítulo 5: Pasatiempo

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Alex subió hacia su habitación a bañarse, mientras Desirée y yo fuimos a la cocina, busqué los platos y los cubiertos, ella mezclaba la salsa con las pastas, en la olla juntas, empecé a colocar los platos en la mesa pequeña, solo tres. Cuando nosotras preparamos para almorzar y Alex se bañaba, por los árboles escuche como venían los chicos de su casería, de carne y sangres de los animales. Miré por las ventanas del lado del bosque, y en efecto eran mi marido, mi hermano y mis tres hijos que regresaban de su salida. Todos ellos estaban llenos de sangre y restos de carne en sus ropas, pero sus rostros limpias un poco y con las bocas rojas por la sangre; parecían monstruos con las bocas con pedazos pequeños de ligamentos en tiras cortadas en sus filas de dientes afilados como cuchillas en sus mandíbulas.

Llegaron volando hasta las ventanas corredizas de la sala, el primero en llegar fue mi hija Carly, tenía los ojos escarlatas relucientes y una fina línea negra como pupila; como los ojos de un gato, por un instante, después se volvieron a sus ojos zafiros de nuevo. Ella estaba sucia, cubierta con sangre y fango.

— ¡Mamá! — exclamó feliz de verme

—Hola, cariño. Y bien ¿cómo fue el paseó? —pregunté

—Bien, había muchas presas. Lástima que no fuiste. — dijo algo triste

—Ya lo sé, hija. ¿Cuántos comiste?—

—Unos ¿dos?, creo. Mmm... —hizo una pausa y añadió en tono alegre: — Si dos, papá y Zane comieron más.

— ¡En serio! —gemí. —Qué bien —la elogie

—Sí, fueron...bueno ellos te lo contaran. Mmm... ¡Algo huele bien!, ¿qué es mamá? — me preguntó con el delicioso olor

—Espaguetis con salsa verde, cielo —le respondí con una sonrisa

— ¡¿En serio?!—gimió. — ¡Qué delicioso! Yo quiero. —

—Ve a lavarte— le exigí

— ¿Puedo solo lavarme las manos y luego me baño? ¿Por faaaavooooorrr?— me insistió con una carita de niña buena

—Mmm, está bien, pero luego de comer te bañas —le dije

—De acuerdo—replicó—.Tía Desirée, sírveme uno, ¡por favor! —chilló

Siguió hacia la cocina, con el olor exquisito de las pastas con salsa, en eso llegaron mis hijos Zane y Madison, manchados con restos de sus presas frescas, y los rostros con sus bocas sucias con sangre y carne entre sus dientes y sus ropas empapadas con barro mezclado con la tierra y restos de hojas del bosque de pinos, en los alrededores de nuestra casa.

—Hola, mamá—saludaron los dos

— ¿Cómo les fue? —pregunté

—Muy bien, mamá. Te hubiese encantado, había muchas presas hoy. —me dijo Maddy con una sonrisa en su rostro—.Creo que estaban todos los animales de la zona. — afirmó

—En serio, hija. Me alegro—

—Bueno, claro además, tú y Carly comieron dos cada una. Pero en cambio papá y yo, nos comimos cuatro y media, cada uno. ¡Qué te parece eso, Madison! —presumió mi hijo

—De acuerdo, pero no me importa....así que, me voy a comer pasta—replicó ella dirigiéndose a la cocina y se sentaba en una de las sillas

—Como quieras, Maddy—masculló mi hijo.

Ambos se fueron a la cocina, salieron disparados juntos a la mesa, donde estaba allí Desirée y su hermana comiendo pastas con mucho gusto. Miré de nuevo la ventana corrediza abierta, fije mis ojos nuevamente, para al menos localizar a mi hermano y mi esposo, en eso mi mente se quedó pensando, en la charla que Desirée y yo habíamos tenido; pero que era lo que mi esposo deseaba con todo su cuerpo, poco a poco me empezaba a dar cuenta que era lo que mi marido, mi Zane deseaba con todas sus fuerzas de Seivia. Ahí fue donde se me vino a la cabeza la idea que tenía mi esposo; y me sorprendí muchísimo por llegar a esta idea tan loca Yo sabía que tener..., bueno por segunda vez relaciones con tu compañero de toda la eternidad, no era un crimen en las leyes de los de nuestra especie, pero yo entendía como el, que no podía de nuevo, sería un suicidio para mí. Desde el momento que quede embarazada por primera vez y de un humano; cuando conocí a Zane, en ese preciso momento sellé mi destino. Además si una Seivia y su compañero tenían relaciones una segunda vez, era muy posible que ella quedara embarazada de nuevo y sería un peligro para ella, pero no solo para el bebé o los bebés, en ciertos casos. Desde el primer en que momento Vanessa, Desirée y Jennifer se convirtieron Seivias; mi sorella Sofía y yo les explicamos a ellas y sus compañeros que podían tener un bebé o bebés, pero solo una sola vez, en sus eternas vidas. También desde que Sofía y yo nacimos, mi madre sabía que no podía tener un tercer bebé, de un Seivia o de un humano —en su caso—. Cuando ella concibió a Rick, ella sola había hecho su propia tumba, conjuntamente mi mamá había escucho ciertas historias de Seivias, que habían tenido un segundo o tercer bebé con sus compañeros y al momento de dar a luz a su bebé, morían con el dolor de traer a este mundo a sus hijos. Pero lo malo de eso, era que la madre no podía curar sus propias heridas y las hemorragias del parto; y un embarazo Seivia completo dura un año completo. Y además, porque la concepción es inmediata. En vez de esperar unas cuantas semanas para saber que una mujer estaba embarazada, en los Seivias es al revés; nuestros embarazos eran inmediatos. Las semanas se convertían en horas y quizás en cuatro días o posiblemente más, ya podía sentir los síntomas del embarazo. 

Las Dos Caras de la Luna © ✓Donde viven las historias. Descúbrelo ahora