Segundos, minutos u horas; no sabía cuánto nos habíamos quedado en silencio, mutismo de tristeza, ahí, en la cueva de Aurora. Solo el sonido de las gotas de agua de las rocas, que caían en los estanques subterráneos, se escuchaba como fondo en nuestro luto. Nadie quería decir nada, para romper esa mudez absorbente. Aurora se quedó en el estanque principal, mirando hacia el vacío de este, como si estuviese buscando algo en su superficie. La ansiedad, el dolor, la preocupación, el remordimiento y la angustia, reaparecieran nuevamente en mí y finalmente desistí ante ellos me desplomé abatida de todo.
— ¿Cleo?— me llamaban.
La inocente voz de mi hermano, fue mi estimuló.
— ¿Cleo...niña, te encuentras bien?— preguntó Aurora
— ¡Cleo, despierta! Levántate...por favor— me pidió Sofí, junto a mi gritándome en la oreja
Le solté un gruñido de desagrado, entre los dientes, y con la mira dirigiéndose hacia ella, de mala gana. Reacciono ante mi desagrado y retrocedió de inmediato de mi lado. Suavemente Aurora y Richard me dieron su apoyo, para así, yo poder levantarme del suelo oscuro e irregular, del cual me había echado, el pánico había vuelto a mí, para empeorar la situación, en que encontraba; temía que descubriesen a mis bebés, formándose en estos momentos en mi pequeño vientrecito hinchado, que yacía por debajo de mi camisa. Aunque aún sentía el horror y el miedo, que recorrían todo mi cuerpo, de la cabeza a los pies, no podía esperar pacientemente a que se marcharan de mí, yo solo quería saber más de lo que Aurora nos había de los Les Royals. Ya la arena de mi reloj, estaba por terminarse...poco a poco. Los chicos me habían colocado lentamente sobre una de las rocas, más grandes para yo poder sentarme sobre ella. La luz del claro se había hecho más intensa y relumbrada sobre nuestras cabezas, significaba que ya era el media día, y que comenzaría a bajar el sol sobre nosotros.
Aurora volvió a jugar sobre la superficie del agua cristalina de su hogar, mientras que Rick y Sofí se habían sentado junto a mí mirándola extrañados, al igual que yo.
—Ustedes...deben detenerlos— dijo Aurora, sin voltear su rostro y mientras tocaba el agua
— ¿Qué? — inquirió Sofí. — ¿Detener a los Les Royals?—preguntó
—Exacto...—afirmó Aurora
— ¿Por qué?— preguntó Rick
—¿Por qué?, porque ustedes son los unidos que pueden detenerlos a toda costa, mis niños...Por eso— dijo débilmente ella, mientras apretaba con fuerza la tierra oscura con sus manos envejecidas
— ¿Pero cómo?— le pregunté. —Tú sabes más sobre ellos, que nosotros Aurora, podemos detenerlos. Juntos. Debes venir con nosotros a White Rose, y ayudarnos, guiarnos, decirnos todo lo que tu si sabes...—le pedí insólita, sobre lo que nos había dicho
—Mi hermano — repitió. — Mi hermano sabrá cómo ayudarlos, los apoyara con todo, yo no. Él aún sigue vivo, yo solo...—hizo una pausa. —Él continúa en vida y sigue con su orden, en algún sitio de Europa, teniendo una guerra fría con los Les Royals. El podrá, yo podre...por qué...yo—nos aseguró, pero se quedó callada
Paulatinamente, Rick se levantó y fue hasta Aurora. Le roso uno de sus hombros, y la miró en el rostro. Ella estaba llorando.
— ¿Por qué no puedes venir con nosotros, Aurora?— le preguntó Rick junto a ella, con tristeza. — ¿Por qué?— insistió
—Porque yo estoy maldita. Hace mucho tiempo, me... maldije a mí misma, a causa de esto, mi pequeño...— nos dijo con tristeza y desolación
Rápidamente me levante y fui hasta ellos. Con las pocas horas que ella y yo nos habíamos conocido, fue suficiente para poder saber cuándo ella está diciendo la verdad y si está mintiendo. Cuando le toque, y miré su rostro, todas mis sospechas se habían hecho ciertas. Aurora se iba a morir.
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Las Dos Caras de la Luna © ✓
VampirSerie Las Dos Caras de la Luna: Libro I La palabra que mejor describe a los residentes de White Rose, es paz. Un lugar sin vida para algunos, pero el escondite ideal de secretos para otros. Perfectamente consciente de esto es Cleo Shepard. Ella es e...