Capítulo 17: Padre e hija

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Fui a ver a Jack. Quería hablar con él y darle un abrazo. Hice una mueca, hoy era ocho de diciembre, cumpleaños de Alex. El clima era helado y frío. Y respire sin necesidad; lo hacía como un acto reflejo. Había vivido tanto tiempo con los humanos, que era muy fácil fingir que era uno de ellos. Me había ido por el camino largo hacia la iglesia del pueblo. La casa de papá, no queda tan lejos del pueblo, solo unos minutos pero hice el viaje largo; le estaba dando la vuelta al pueblo. Me estaba retrasando a propósito.

>>> ¡Contrólate! <<<, pensé

Por el tiempo vi árboles, y mucho bosque; lleno de nieve. Era temprano, conduje hasta que empecé a llegar en la parte de White Rose no muy agradable para dar un paseo. Estaba tan solo el sitio, y eso me ponía algo inquieta. A veces la gente del pueblo, no pasaba mucho por aquí, por ser la zona de fábricas y otra edificación a punto de derrumbarse. La mayor parte del pueblo era costero y tener Long Island Sound frente al poblado era excelente para los de White Rose, y también el turismo; las dos eran la fuente de ingreso del lugar y también el trabajo de varias personas del territorio. Muchas de las viejas casas de la colonia del pueblo se mantenían para atracción turística, era el casco histórico del pueblo y la mayor parte de ellas eran de los siglos XVIII, XIX y también de la Guerra de Sucesión. Finalmente, llegué al otro lado del pueblo. Estacione el auto cerca de la entrada de pavimento. La iglesia era un poco vieja en algunas cosas, pero había sido restaurada hacía varios meses. Su estructura era de pura madera sólida, muy bien hecha, su color era blanco como la nieve, también tenía un campanario en la cima de la torre, todo de ella era simplemente hermosa y perfecta. Avancé hacia las escaleras que daban hacia la entrada de doble puertas, entonces empecé a llamar con una de mis manos. Se oía un eco fuerte al llamar a la puerta. Continué durante un rato, y exhalé. Me parecía rarísimo que Jack no hubiese atendido la puerta de su iglesia.

Estuve ahí, parada sin hacer algo más para llamar a la puerta, no sabía qué más podía hacer. Lo único que me distraía eran las ventanas. O mejor dicho, vitrales; estaban hermosamente decorados de colores vívidos y brillantes imágenes religiosas, vírgenes, ángeles y palomas de la paz, adornaban los cristales. Había dos de ellos, a cada lado de la entrada. De repente escuché una melodía, no era muy lejos; se percibía cerca. Procedía de muy atrás, en la parte trasera. Me moví entre detrás de la iglesia y pude ver a mi papá. Estaba con una lijadora en su pequeño taller de carpintería, y la música era un buen Jazz; su preferida. Con la melodía y la lijadora, mis pasos fueron silenciosos y ágiles, como de gato, su taller era pequeño y al aire libre, por suerte hoy no nevaría, ni nada de precipitaciones atmosféricas en todo el pueblo, entonces así estaba bien. A Jack le encantaba la carpintería, era su hobby. La mayoría de las estatuas de madera que tenía la iglesia eran hechas por el, y además le ayudaban, Michael siempre se ofrecía para ayudarlo, él y su negocio. Michael tenía un local en el pueblo, una ferretería/carpintería, y muchas veces mi papá también lo ayudaba. Trabajaban juntos

Jack era muy bueno con las manos y la madera, y con ambas creaba maravillas espectaculares, supongo que a mi madre le atrajo eso de él, que creaba con las manos. Todo un artista. Me quedé ahí, observándolo, mientras trabajaba con su herramienta, durante un buen rato hasta que se detuvo, y se pasó su brazo por su frente, para quitar el sudor. Se notaba cansado, y tenía un poco de tierra y aserrín; su taller desordenado. La música era tan alta, Jack no se había percatado de mi presencia invisible.

—Hola, papá— saludé

Sonrío. Avanzó hacia mí limpiándose las manos de aserrín y polvo con un trapo viejo y otra sonrisa de agrado sorpresa. Me recibió dulcemente y le pregunté cómo se encontraba.

—Bien, muy bien...—respondió sereno, mientras se rascaba un poco su pelo castaño. — ¿Quieres sentarte?— me ofreció

Me señaló con una de sus manos, una pequeña silla mecedora, de rojo gastado, casi en el fondo de su taller

Las Dos Caras de la Luna © ✓Donde viven las historias. Descúbrelo ahora