| "Nunca dejes que nadie te borre esa sonrisa del rostro. Ni siquiera yo. Ni siquiera esto".
El mejor verano de la historia, sin duda.
Un remolino de emociones que trajo la odiada calma tras de sí. Sophie hubiera preferido quedarse allí incluso cuan...
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Really really
1 de Agosto de 2022
...
Sunoo se encontraba extraño, o al menos algo diferente a los ojos de Sophie. Estaba distante, y no en un mal sentido. Simplemente pasaba mucho tiempo en su móvil, buscando cosas en internet, y ella no preguntaba porque no quería sonar entrometida y no era asunto suyo, pero comenzaba a verlo sospechoso. ¿Tramaba algo, o solo estaba ocupado con sus cosas?
Jake y Sunghoon se habían dado un respiro de estudiar, cada uno sus respectivas materias para sus exámenes, y habían decidido organizar una salida todos juntos. Ahora ella se preparaba mientras pensaba en el comportamiento de su chico aquella mañana, que estuvo con ella desayunando.
Iban a ir a la playa, un lugar del que, desde luego, nunca se cansaban. Sophie era australiana y no podía evitar amarlo, mientras que el resto decían estar cansados de él pero siempre recurrían a su frío mar. Aunque también tenía muchas cosas irritantes, como la arena que se pegaba por todo el cuerpo, el viento, los mosquitos y otros insectos y el agua salada que se tragaba accidentalmente y sabía realmente mal. Pero, incluso con eso, siempre terminaba siendo la salida más sencilla y, todos juntos, se lo pasaban de miedo.
Cuando ya se había puesto una camiseta larga y ancha sobre su bañador, y un pantalón de deporte escondido bajo esta, preparó sus cosas. Y en el momento en el que había terminado de llenar el bolso de paja que siempre llevaba con lo necesario, Jake tocó la puerta.
—¿Cuánto te queda? —interrogó desde fuera.
Sophie, como respuesta, se acercó a la puerta y la abrió.
—Nada. —sonrió y salió, reuniéndose así con su primo y el pelinegro que tenía la costumbre de llevar sus gafas de sol al principio para vacilar, pero que después se las quitaba.
...
Estando ya allí y encontrándose con todos los demás establecitos bajo una carpa gris que les daba sombra, Sophie revivió todos los recuerdos de la noche anterior, que le azotaron como nunca nada lo había hecho. Sintió el tacto de la piel desnuda de Sunoo acariciar la suya de nuevo, la gélida arena rozando sus pies, que ahora ardía. La marea relajada con el reflejo creciente de la luna sobre su vítrea superficie ondulada, el cabello rosa de Sunoo, despeinado ante la brisa nocturna y tranquila. La adrenalina que envolvió su corazón y lo hizo latir con fuerza cuando se encontró en aquella situación tan íntima y especial con el coreano.
Comenzó a andar junto a los demás hacia la carpa, pero su mente ya no se encontraba allí, sino en el mismo sitio, pero en la noche anterior. En un tiempo distinto en el que sintió el amor que siempre había tenido por Sunoo desde que lo conoció, multiplicado por un número tan largo que era imposible demoninarlo, por infinito, creía ella.
Aquella emoción que llenó su corazón y recorrió su cuerpo comenzaba a crecer de nuevo en ella, y se preguntaba si era normal, cuando ni siquiera había visto aún a Sunoo allí, en la playa.
Y es que fue tan grande, inusual e inesperado aquello, que de la felicidad y lo alucinaba que estaba la noche anterior, cuando volvió no tuvo ni siquiera tiempo de recordar que aquello no sería para siempre. Fue a dormir feliz, se despertó feliz, y en ese momento estaba más que feliz. Rebosaba energía, y unas ganas de ver a Sunoo tan grandes que no le cabían en el cuerpo.
Corrió lo poco que quedaba de camino hasta la carpa, la rodeó y pasó por el hueco de en medio para acceder al interior de esta. Vio a Sunoo de pie degustando un helado y se acercó alegremente a él. Lo rodeó con sus brazos y el chico, sorprendido pero sonriente, correspondió su abrazo apoyando la mano libre en su cintura. Inclinó la cabeza levemente y la ladeó para así poder formar un tierno y prolongado beso a modo de saludo, sin que sus narices rozaran.
—¡Ugh! ¡Buscad un hotel! —exclamó Riki a su lado, siendo apoyado por un abucheo de Heeseung, siguiéndole el juego.
Sunoo rodó los ojos mientras la castaña reía, y esta misma se agachó, recogió un puñado de arena y se lo lanzó al adolescente, que se retorció en una queja.
—¡Oye!
Sunoo le sacó la lengua, burlón, y continuó mirando con aprecio a Sophie. Así empezaron a hablar, metiéndose ambos en su propio mundo una vez más.
...
De alguna forma u otra, todos se habían metido al agua y se los escuchaba desde la distancia pelearse y jugar entre ellos. Sophie y Sunoo miraban desde sus asientos, viendo cómo los dos de siempre discutían como de costumbre, Jake y Jay huían al fondo a nadar, Liz y Jungwon se mantenían hablando y Sunghoon estaba un poco alejado, observando a Jake y Jay hacer una competición de brazadas y alentando al australiano.
—Siempre he tenido esto —dijo Sunoo—, pero estar contigo al lado lo hace mucho mejor, aunque ni siquiera estemos hablando. —la miró y sonrió.
Sophie asintió algo apenada por lo que eso significaba. Sabía que Sunoo era consciente de que eso no iba a durar tanto, y era algo que, tristemente, tenían que tener muy presente. Pero, a pesar de todo correspondió su sonrisa, porque ya que no sabía si podría cumplir su promesa con Jake, al menos cumpliría una que se hizo a sí misma. Disfrutar al máximo cada día que le quedara con Sunoo en Corea.
Agarró ambas mejillas del chico, enternecida, y las envolvió con sus manos mientras se acercaba para dejar un corto beso en sus labios, ya preparados. El chico rió adorable.
—Realmente me gustas. I... I really really like you —habló en inglés, con algo de duda, pero un acento muy lindo y afectado por la australiana, que hizo que el corazón de esta latiera como nunca, al igual que siempre que estaba con él. Y lo sorprendente, es que cada vez era un latido mayor, si cabía.